“Limpiar el monte con ganado pastando es diez veces más barato que desbrozarlo mecánicamente”

Entrevistamos a Rosa Mosquera, profesora de la Universidad de Santiago especialista en sistemas agroforestales, para abordar el problema de los incendios y el papel que podría jugar el ganado extensivo en su prevención

“Limpiar el monte con ganado pastando es diez veces más barato que desbrozarlo mecánicamente”

Pastoreo con ovejas en una plantación de cerezos en Boimorto. / Imágenes: USC.

Rosa Mosquera es profesora de Producción Vegetal de la USC en el campus de Lugo, preside el consejo ejecutivo de la Federación Europea de Cultivos Agroforestales (EURAF) y coordina el proyecto AFINET (una red europea integrada por 13 países que promueve la innovación agroforestal). Es, pues, una voz autorizada como docente e investigadora para hablar con ella de asuntos de actualidad como los incendios, la reforma de la PAC o el cambio climático, donde representa al sector científico en la subcomisión del Congreso de los Diputados que está elaborando la Ley de Cambio Climático y Transición Energética.

La primera pregunta es sobre lo más urgente, ¿qué medidas habría que adoptar ahora, a corto plazo, para evitar que las consecuencias de los incendios fueran aun mayores y para favorecer la regeneración de los montes quemados?
– En primer lugar habría que emplear las técnicas disponibles para que, de forma adaptada al medio, se proteja el suelo, que es el soporte de la vegetación. Debemos, por lo tanto, evitar procesos de erosión. Las técnicas a emplear en este caso son muchas y variadas. En zonas de mayor riesgo de erosión deberemos emplear acolchados, ejecución de diques y proteger las terrazas existentes para evitar esta pérdida de suelo. Pero el aporte de acolchado no debe ser tampoco excesivo, ya que en este caso ralentiza la aparición de la vegetación y los procesos de recuperación del suelo.

Rosa Mosquera.

Rosa Mosquera.

A continuación, tanto en zonas con riesgo de erosión como en zonas sin el, debemos favorecer el establecimento de una cubierta vegetal lo más parecida a la destruida en zonas de alto valor natural. En todo caso, debemos comenzar por emplear especies anuales adaptadas a la zona, que se establecen muy rápidamente, como es el caso de los cereales o el raigrás italiano, que son poco persistentes en el tiempo y que permiten que con posterioridad se instalen las especies naturales más adaptadas a la zona.

En caso de grandes incendios en términos de superficie, deberían añadirse semillas de zonas próximas que no hayan ardido con el objetivo de favorecer el proceso de recolonización. Todo esto debe estar organizado por técnicos especializados, que son los que deben dar las recomendaciones de que especies y como emplearlas de forma adaptada a cada situación en concreto.

¿Es recuperable el monte quemado de zonas de alto valor ambiental ardidas estos días como Os Ancares?
– En principio sí, la zona de los Ancares se regenera con el fuego, pero este debe ser controlado, de menor intensidad y dimensión, ya que si no las especies de aves y mamíferos vinculados a ella estarían en serio perigro. La mayor parte de lo que ardió fue matorral arbustivo. Los árboles del Caurel son centenarios, los que ardieron tardaremos cientos de años en recuperarlos.

¿Qué hay en un monte quemado a los 5, a los 10, y a los 20 años?
– Si el monte es arbustivo, la recuperación del tojo y las uces es relativamente rápida, no así la fauna asociada a ella, puesto que se se pierde su hábitat, los animales quedan sin alimento y no pueden realizar su función biológica reproductora, con lo que se pueden producir desajustes. Este hecho depende de la extensión del fuego. Pero la falta del hábitat asociado a esta fauna no deja de suponer un estrés para la remanente. Si lo que arde es un eucaliptal, su regeneración es muy rápida, si lo que arde es un bosque mixto adulto, robleda o soto, su recuperación tarda en hacerse docenas de años.

“Las uces y el tojo, bien gestionados, producen un alimento excelente para el ganado en verano y evitan la compra de cereales y de soja producida en el Amazonas”

El Plan Forestal de Galicia del año 1992 preveía 245.000 hectáreas de eucalipto en Galicia en el año 2032. Estamos en 2018 y ya vamos por las 425.000 hectáreas. ¿La expansión del eucalipto se ve favorecida por los incendios?
– Sí, como especie pirófita que es, tras un incendio recupera muy bien. La promesa de unos retornos económicos elevados contribuye a su plantación, sin embargo, el precio bajó de forma notoria en los últimos años.

Dice que arde más rápido un eucaliptal que una robleda o un soto, ¿no sería incluso interesante plantar frondosas entre las masas de eucalipto para que actuasen como una especie de cortafuegos natural?
– Sí, la velocidad de avance es muy superior porque la biomasa del sotobosque es mayor y en cuanto se produce el fuego en las copas, los aceites inflamables del eucalipto hacen que el fuego sea muy intenso y que se desarrolle muy rápido. Cuando hay calor en verano, preferimos estar debajo de una carballeira que de un eucaliptal, ya que estamos más frescos. Esto significa que las temperaturas son mayores en el caso del eucaliptal y que la vegetación del sotobosque y del árbol está más seca, por lo tanto favorece que se inicie el fuego y que se propague con facilidad y a elevada velocidad.

El mayor nivel de humedad y la menor temperatura de las robledas hacen que éstas sean más difíciles de arder. La elección de especies menos pirófitas e inflamables debe tenerse en cuenta, puesto que disminuiría el avance de las llamas y favorecería su control.

Sin embargo donde más eucaliptos hay, en la Mariña, es donde menos arde. ¿Por qué?
– Aunque se han producido incendios en el norte, estos no tienen la virulencia de los acontecidos en el sur de Galicia. Al tiempo que ocurrían los incendios en este otoño, Asturias también ardía. El riesgo de que ocurra es menor, simplemente porque la humedad del ambiente es mayor. Sin embargo, y atendiendo a las previsiones de cambio climático, podríamos estar delante de un polvorín, si las condiciones de los tres 30 acontecen de aquí a unos años. Deberíamos observar las previsiones y actuar en consecuencia. Si estas son de que haya riesgo de que concurran los tres 30, deberíamos replantearnos la gestión del monte.

“Hubo explotaciones gallegas que pararon la última ola de fuegos”

¿Cómo se puede mejorar la gestión forestal en un sistema de propiedad como el gallego, donde la mayoría del monte pertenece a pequeños propietarios individuales?
– La mejora de la gestión forestal es un aspecto que desde una perspectiva de uso múltiple del monte se está evaluando en colaboración con los agricultores, ganaderos y representantes de la Xunta en el proyecto europeo AFINET. En el sistema de propiedad gallego tenemos que tener en cuenta que además de los montes asociados a pequeños propietarios, están los montes vecinales en mancomún, muchos de ellos situados en Ourense, que suponen 600.000 hectáreas y que arden sistemáticamente, y en los que se puede hacer gestión adecuada para reducir este riesgo. En otros países lo que se hace cuando el minifundismo es el principal régimen de propiedad es que sea el pastor el que paste con su ganado en las superficies adecuadas mediante acuerdos o incluso mediante contratos.

Cerdos rebuscando castañas en un soto en Góo (O Incio).

Cerdos rebuscando castañas en un soto en Góo (O Incio).

¿Es un factor que agrava las consecuencias de los incendios que el monte esté, en la mayoría de los casos, absolutamente abandonado y que no exista una ordenación del territorio?
– Sí, indudablemente el hecho de estar abandonado hace que la gasolina del monte espere a que se den las condiciones idóneas para que se produzca un fuego, bien sea por parte de la mano del hombre o de la propia naturaleza, en forma de rayos, por ejemplo.

Se volvió a cumplir esa estadística que dice que cada 10 años se produce una gran ola de fuegos en Galicia. ¿A qué se debe?
– El origen de los grandes incendios en Galicia y su recurrencia se basa en que tenemos unas primaveras extraordinarias, con buena temperatura, radiación y humedad, que hace que tengamos las más altas tasas de crecimento forestal de Europa, lo que hace que se acumule mucha biomasa y en menores tiempos que en el resto de Europa. En el norte de Europa esto no sería problema porque los veranos son húmedos y, por lo tanto, rara vez se alcanzan humedades por debajo del 30% y temperaturas en verano por arriba de los 30ºC. Sin embargo, y a diferencia de lo que sucede con el norte de Europa, en Galicia tenemos un verano seco, sobre todo en el sur de Galicia, lo que hace que la vegetación seque y, por lo tanto, arda.

“En la PAC post 2020, las áreas quemadas van a pasar a formar parte en negativo del cómputo de emisiones de carbono del protocolo de Kyoto”

En el resto de la zona mediterránea sucede incluso en verano, pero como el crecimiento de la biomasa es mucho más lento, ésta no se acumula en el monte y el riesgo de gran incendio disminuye. Lo de los 10 años es aproximado, es el tiempo que tarda la vegetación en crecer como para que se acumule un exceso de biomasa en los montes, y una vez alcanzado esto, sólo se tienen que dar las condiciones de los tres 30: humedades por debajo del 30%, temperatura por arriba de los 30 ºC y velocidad del viento superior a 30 km por hora.

Este año, la sequía fue muy prolongada y es raro que se alcancen 30ºC en octubre, pero si esto no hubiera sucedido ahora, el gran incendio sería el año que viene. Una vez por década tenemos un incendio incontrolable que quema muchas hectáreas en pocos días, con pérdida de vidas humanas, tal y como sucedió en el 2006.

¿Tenemos entonces más riesgos de sufrir incendios en Galicia y en el norte de Portugal que en el resto de la península o en otros países europeos?
– Sí, en Galicia se dan dos aspectos importantes, la tasa de crecimiento de la vegetación es muy superior al resto de Europa, pero tenemos sequía en verano, lo que es el cóctel perfecto para que se den estos grandes incendios. La solución es hacer una gestión idónea haciendo uso de esa biomasa para que no esté en el monte. En el norte de Portugal, el problema es similar pero la falta de infraestructuras viarias incrementa el número de fallecidos.

¿El sistema de lucha contra el fuego es el idóneo en Galicia?
– Tenemos un excelente sistema de apagado de incendios, pero cuando se dan las condiciones idóneas el avance del fuego es imparable, cuando se producen estos grandes incendios los servicios de extinción se ven desbordados por la velocidad de avance y la intensidad del fuego. Deberíamos hacer mas prevención mediante el empleo de ganado, que convierte este combustible vegetal en recurso para producción de carne de alta calidad. Esto es un aspecto que se estudiará en Galicia y en Portugal gracias a la participación que tienen en el proyecto AFINET, donde se evaluarán las mejores maneras de luchar contra el fuego, al mismo tiempo que se obtienen beneficios del monte.

Siempre se dice que es necesaria más prevención para que sea necesaria menos extinción pero, ¿es realista exigirle a la Administración que dos millones de hectáreas de terreno forestal estén limpios?
– Es posible tenerlos limpios, pero el coste asociado al desbroce mecanizado es 10 veces mayor que el asociado al pastoreo. El desbroce mecanizado en todas las zonas es inviable. Con el pastoreo, además de proteger nuestros montes, produciríamos productos cárnicos de elevada calidad y más saludables. Asimismo, reduciríamos el abandono del rural y su envejecimiento, pero deben hacerse inversiones en cercas o en la mejora de pastizales arborados para que este pastoreo se vea favorecido, aspectos que también se abordarán en el proyecto AFINET.

Los incendios frecuentes no fomentan precisamente las inversiones en gestión forestal por parte de los propietarios por miedo a perder lo invertido.
– No, porque muchos de los propietarios no están realmente vinculados al rural, viven y trabajan en las zonas costeras. La plantación de especies de crecimiento rápido se plantea con una gestión mínima que praticamente es plantación y tala.

¿Existe una escasa valoración del monte por parte de la sociedad, e incluso de los propios propietarios?
– En general sí. El rural en Galicia siempre se vio como algo sin valor, los trabajadores del rural como personas que realizaban un trabajo poco digno, cuando lo que realizaban era esencial para producir servicios ecosistémicos de todo tipo, desde mejora y mantenimiento de la biodiversidad hasta de protección de bienes tan importantes como el agua que bebemos. Esto contrasta con lo observado en la mayoría de los países europeos, donde ser granjero es una profesión como cualquier otra.

Aumentando la rentabilidad del monte se reducirían los incendios.
– Indudablemente. Hay muchísimos ejemplos en Galicia donde se ve que el fuego paró en las zonas pastadas por el ganado. Pero el monte precisa de inversión, porque si bien el mantenimiento de sistemas silvopastorales genera renta, la inversión inicial de cercas y adaptación es cara. Cuando se establece un monte, se debe hacer una inversión y debería hacerse gestión (desbroces, clareos), que no se hace, y como poco a los 10 años se puede cortar para generar renta. Pero si a mayores introducimos ganado en el monte, la producción la obtendríamos desde el primer año.

Una manera tradicional de control de la biomasa en el monte en Galicia era el desbroce para estiércol, el cultivo de cereal e incluso la presencia de ganado en el monte. ¿Retomar sistemas agroforestales y de ganadería extensiva en los montes sería una medida que ayudaría a minimizar el impacto de los fuegos? En Andalucía creo que hay experiencias en este sentido.
– El monte era tradicionalmente en Galicia la fuente de fertilidad del suelo, de ahí que se había sembrado tojo, una especie leguminosa que enriquece mucho el suelo en nitrógeno. La aparición de los fertilizantes químicos disminuyó la necesidad de empleo de estas especies arbustivas, que comenzaron a crecer y a ampliarse sin control. A principios de los años 90 había un millón de hectáreas de especies arbustivas en Galicia. La reintrodución de ganado en el monte sería la mejor medida, y la más barata, de reducir esa biomasa y permitiría que se reduciese el abandono en el medio rural.

El caso de Andalucía es diferente desde una perspectiva social, ya que la mayor parte de los montes son públicos. En este caso es la Administración la que a través de contratos paga para que se desbroce con ganado. Este tipo de gestión del monte, muy valorada por la Comisión Europea, se denomina RAPCA (Red de áreas pastos-cortafuegos de Andalucía) pero hay otros ejemplos en Valencia o en Francia. En Galicia, a través del proyecto AFINET, intentaremos proporcionar información de cómo se debe hacer esta gestión y propondremos medidas de índole político, tanto a nivel gallego como español, gracias a la participación de la AGFE (Sociedad Agroforestal Española), y europeo, gracias a la participación en el proyecto de EURAF (Federación Europea de Sistemas Agroforestales).

“En Galicia hace falta diálogo entre los que hacen las políticas y los que las reciben”

¿Las políticas agrarias y forestales actuales apoyan este tipo de prácticas silvopastorais? ¿Está cambiando algo en Europa en este sentido?
– La producción múltiple es un aspecto que se está viendo de manera generalizada en todas las estrategias y directivas europeas. La PAC comenzó siendo una política que pretendía alimentar a la población europea tras la Segunda Guerra Mundial, lo que condujo a una intensificación de todos los sistemas, pero ya desde el año 1990, cuando en la Conferencia de Río se firmó el compromiso vinculado a la Agenda 21, la sostenibilidad pasó a ser un concepto muy importante en las políticas agrarias internacionales.

“Pongamos dos ganaderos con fincas similares en Asturias y en Galicia. El de Asturias recibe el pago completo de la PAC en las zonas de pastos arbustivos, mientras en Galicia tiene descuentos”

No sólo se debe producir, se debe producir conservando el recurso. Recientemente, la aprobación de los objetivos de Naciones Unidas hace aun si cabe más hincapié en la sostenibilidad y en la producción múltiple a partir de una misma unidad territorial. La PAC cambió en ese sentido, anteriormente se pagaba por lo que se producía, por ejemplo por número de animales, y hoy se paga por unidad de superficie que debe cumplir una serie de requisitos. El pilar 1 de la PAC se centra en la agricultura y el pilar 2 en medio ambiente. Sin embargo, en la actual PAC tenemos el concepto de verdeo pensado para evitar el impacto del cambio climático.

En cuanto a los terrenos forestales, sólo se subvencionan a través del pilar 1. Centrándonos en los pastos, quizás lo más importante es el gran cambio sufrido en la actual PAC con respecto a la anterior, ya que pasó de hablarse de “pastos herbáceos” a “pastos arbustivos o arbóreos”. El sur de Europa posee numerosos ejemplos de pastos arbustivos y arbóreos que permiten alimentar el ganado de manera sostenible en verano y a finales de la primavera. Si el pasto arbustivo se selecciona desde la PAC como “prácticas localmente establecidas”, mucho de lo que arde en Galicia, el pasto arbóreo, pasa a ser elegible y recibiría financiación completa por parte del primer pilar.

En España, todas las comunidades autónomas habilitaron estas “prácticas localmente establecidas”, con la excepción de Galicia, Baleares, Canarias y Cataluña. Hay granjeros con fincas similares en Asturias y en Galicia, y en Asturias reciben el pago completo en las zonas de pastos arbustivos y en Galicia se les descuentan. Estos arbustos debidamente gestionados, como el caso de la uz y del tojo, producen un alimento excelente para el ganado durante el período de verano, evitando así la compra de cereales y soja producida en el Amazonas, donde causa deforestación, con una gran liberación de gases de efecto invernadero debido al transporte.

Es decir, los arbustos se convierten en una solución a la falta de pastos por la sequía. En cuanto al pilar 2, hay una serie de medidas que se podrían implementar y en las que Galicia debería ser pionera por la enorme superficie forestal que tiene, es la región de Europa con más superficie forestal por detrás de los países nórdicos. Dentro de la PAC, hay financiación para la prevención de daños en los bosques mediante el empleo del ganado en la prevención de incendios. En Galicia debería aplicarse de manera más adecuada.

Caballo comiendo tojo en un pinar en el monte vecinal de Mouriscadas (Mondariz).

Caballo comiendo tojo en un pinar en el monte vecinal de Mouriscadas (Mondariz).

¿Cúal es el papel que está jugando la EURAF en este cambio de mentalidad?
– Muchos de estos cambios se realizaron con la ayuda de EURAF y su trabajo en el proyecto AGFORWARD, que continuará ahora en AFINET. EURAF trabaja en Bruselas en las diferentes reuniones existentes para el desarrollo de políticas sostenibles en los 20 países europeos que componen en la actualidad EURAF, que tienen problemáticas muy diferenciadas, y trabaja con los Gobiernos estatales para que estas políticas se transpongan de manera adecuada.

En el caso de España, esta labor la hace la AGFE (Asociación Agroforestal Española). Aún no hemos habilitado de todo el sistema regional en el que estamos trabajando. En Galicia, creo que hace falta diálogo entre los que hacen las políticas y los que las reciben para entre todos hacer de la política agraria común un instrumento muy efectivo. Por otra parte, EURAF produce un periódico cada dos meses donde se especifica lo que se hace a nivel europeo, pero también se incluyen ejemplos de buenas prácticas por parte de los agricultores, en los que en breve introduciremos explotaciones gallegas que alimentan el ganado con los árboles y los arbustos realizando al mismo tiempo una labor de prevención extraordinaria, ya que en esas explotaciones el incendio paró al no tener combustible. Estas explotaciones no sólo pararon los fuegos para ellas, protegieron terrenos que tenían detrás de ellas y a los que no llegaron las llamas.

¿Qué cambios destacarías de la recién aprobada regulación Ómnibus para reformar transitoriamente las ayudas de la PAC entre 2018 y 2020? ¿Benefician a Galicia?
– Los cambios, por ser una revisión intermedia, no fueron muy grandes pero sí significativos. En cuanto a los pastos permanentes, que pueden estar dominados por terrenos arbustivos y arbolados, se acordó que no descontarán aquellos árboles que produzcan alimento para el ganado, es el caso de los robles y las encinas, por lo que todos los árboles de la dehesa no descontarían de la superficie elegible.

¿Qué otros cambios se prevén a partir de 2020?
– Muchos, la vegetación arbustiva y arbórea se ve como la mejor herramienta de que se dispone para mitigar el cambio climático, ya que tiene unas raíces más profundas, explora una mayor profundidad de suelo donde depositan el carbono, reduciendo sus niveles de la atmósfera. Si se alcanzara un 10% de superficie leñosa en toda Europa, el potencial de mitigación del cambio climático sería enorme, además de contribuir a la biodiversidad.

La nueva PAC se está empezando a discutir ahora y las prácticas agroforestales, que incluyen las silvopastorales, silvoarables, setos y zoas riparias, huertos urbanos (siempre que tengan frutales) y la explotación de productos no madereros del bosque, parece que van a formar parte de él. EURAF ya le remitió un análisis desde la perspectiva agroforestal a la Comisión Europea en el marco del proyecto AGFORWARD y 15 recomendaciones a ser consideradas para la próxima PAC. La importancia que la Comisión Europea le da a estos sistemas se refleja en el desarrollo de un grupo agroforestal, cuyos resultados están disponibles. Esta labor continuará realizándose en AFINET.

¿Se está notando el cambio climático en los fuegos, en la agricultura y la ganadería? ¿Son más recurrentes los episodios de sequía en Galicia?
– Sí, indudablemente notamos más calor con un mayor número de días, incluso consecutivos con más de 30ªC, y sobre todo un cambio en el régimen de precipitaciones, lo que hace que se prolongue la sequía y que la vegetación forestal seque antes y esté seca durante más tiempo, lo que incrementa el riesgo de humedad por debajo del 30%, con lo que solo tenemos que esperar por el viento con más de 30 km por hora para que haya grandes fuegos.

En la agricultura se nota porque la frecuencia en el empleo de concentrados se incrementó, aumentando por lo tanto los costes de producción, de ahí que emplear como pasto plantas leñosas, mejor adaptadas a estas condiciones porque soportan mejor la sequía, sería muy aconsejable. La aparición de plagas y enfermedades con mayor frecuencia es otro efecto, ya que el aumento de temperatura las favorece.

¿Qué cambios hay en el acuerdo de París con respecto al protocolo de Kyoto?
– En la Conferencia de París sobre el Clima (COP21), celebrada en diciembre de 2015, 195 países firmaron el primer acuerdo vinculante mundial sobre el clima para evitar o minimizar el efecto que el cambio climático pueda tener sobre la sostenibilidad de muchos ecosistemas y modos de vida actuales. El acuerdo establece un plan de acción mundial que pone el límite del calentamiento global muy por debajo de 2 ºC con respecto a los niveles preindustriales.

¿Cómo se cuentan hoy los incendios a efectos de cómputo de emisiones? ¿Se prevén cambios en esto?
– La parte de agricultura no está en la actualidad habilitada ni en positivo ni en negativo. Pero a partir de 2020 computará en negativo y aunque se repueblen las zonas incendiadas, el secuestro de carbono asociado a esta repoblación no computará durante la etapa de 7 años de vigencia del protocolo de Kyoto. Es previsible que en la PAC post 2020 se desarrollen estos aspectos, ya que las áreas quemadas van a pasar a formar parte del cómputo para el cumplimiento del protocolo de Kyoto y la superficie quemada descontará carbono durante todo el período de cumplimiento. Es decir, si arde a principios del periodo de cumplimiento no podrán ser descontadas en esa superficie actividades de reforestación.

¿De qué manera le va a afectar a la agricultura y la ganadería el cómputo de emisiones de gases de efecto invernadero? ¿Va a ser tenido en cuenta el balance de carbono de las explotaciones en la reforma de la PAC prevista para 2020? En países como Alemania ya lo tienen en cuenta.
– Es muy pronto para responder a este tipo de preguntas, puesto que aún se está empezando a hablar sobre la PAC post 2020. Sin embargo, el compromiso vinculado al acuerdo de París hace que se deban tomar medidas en la agricultura y en la ganadería para minimizar las emisiones de gases de efecto invernadero. En una encuesta realizada a los Estados miembros donde se les preguntaba como dotar estas medidas, la mayoría de los Estados contestaron que a través de la PAC, por lo que es previsible que se propongan actividades como el verdeo o medidas ligadas al reglamento de desarrollo rural, que están por determinar.

En países como Alemania o Dinamarca se hace un cómputo por explotación de las emisiones de gases de efecto invernadero y de las medidas que se pueden realizar para diminuirlas, con un objetivo futuro de emisiones cero. Hoy por hoy, la participación de la USC en la Global Research Alliance coordinando el grupo de investigación de cultivos en los que se integran los sistemas agroforestales es de gran relevancia y contribuirá a ayudar a la adopción de medidas que mitiguen el cambio climático, al tiempo que ayuden a los sistemas agrarios a adaptarsela este cambio.

¿En qué fase está la Ley de Cambio Climático y Transición Energética? ¿Para cuándo se prevé su entrada en vigor y cómo va a afectar a sectores como la agricultura, la ganadería o el forestal?
– Aún se está desarrollando y no hay fechas precisas para su entrada en vigor. Las claves de esta ley serán la mejora en la eficiencia de uso de los recursos, la integración del sector primario con otros sectores y la mejora de la innovación, educación e investigación.

La implementación de prácticas agroforestales tendrá un peso importante. Por ejemplo, el empleo de árboles en los bordes de parcela aumenta el secuestro de carbono en el suelo, principal reservorio de carbono (representa el 85%) de los ecosistemas terrestres, esto será de gran importancia en comunidades cerealistas como es el caso de Castilla y León y que ya se están empleando en Francia.

En el caso de la ganadería, se debe tender a sistemas que empleen los recursos de la zona, para evitar así las emisiones asociadas al transporte en muchos casos de países tan lejanos como Brasil y Argentina. Mediante el uso de árboles forrajeras o arbustos, estas necesidades de alimento se podrían minimizar. Y en el sector forestal, será imprescindible reducir el riesgo de incendios a través del pastoreo en el monte como técnica para reducir el combustible vegetal.

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