Elaboran una cartografía de los incendios forestales para definir medidas preventivas

Elaboran una cartografía de los incendios forestales para definir medidas preventivas

Presentación de los primeros resultados del estudio.

Un estudio encargado por la Diputación de Pontevedra a la Universidad de Vigo permitirá hacer simulaciones del comportamiento de los fuegos. Se trata de una cartografía de las zonas afectadas por la ola de fuegos de octubre de 2017 en la provincia de Pontevedra. Este documento servirá para que un comité de expertos de diferentes países defina una serie de directrices y recomendaciones para la prevención de los incendios forestales. «Este estudio riguroso nace de la preocupación de esta administración frente a la ausencia de una política forestal del siglo XXI», afirmó la presidenta del ente provincial, Carmela Silva, en la presentación de los primeros resultados.

Este trabajo parte de las fotografías aéreas proporcionadas por los satélites Sentinel del programa de la Agencia Espacial Europea Copernicus. Estas imágenes permitieron que investigadores de la Escuela de Ingeniería Forestal aportaran información detallada de los fuegos como su localización, su gravedad y la superficie que arrasaron. «Se pretende conocer el tipo de vegetación o zonas que paran los fuegos y cuáles son los puntos claves en los que se puede actuar para evitar los daños», explicó el vicepresidente de la Diputación, César Mosquera.

El estudio incide en identificar y analizar los puntos críticos donde el fuego queda fuera de la capacidad de los medios de extinción

Uno de los aspectos centrales del trabajo pasará por la identificación y el análisis de «puntos críticos», de aquellas zonas en las que «el fuego se acelera y queda fuera de la capacidad de los medios de extinción», en el marco de una investigación que implicará el estudio de múltiples factores como explicó el director de la Escuela de Ingeniería Forestal y coordinador de este proyecto, Juan Picos. El experto recalcó la importancia de «no ver solo lo que arde, sino cómo arde» y tener en cuenta «la severidad de los fuegos» ya que «a veces la prevención pasará no por reducir el número de hectáreas afectadas sino la intensidad con la que se vieron afectadas».

Esta cartografía permite comparar las zonas quemadas con las fajas de protección de biomasa fijadas por la legislación, o la incidencia de los fuegos en diferentes tipos de propiedad. Asimismo, Picos también abordó los efectos que estos fuegos tuvieron sobre bienes de importancia patrimonial, como petroglifos o mámoas, ya que más de cien lugares catalogados resultaron afectados por esta ola de fuegos, lo que lleva a asumir que «a veces no solo vamos a tener que buscar prevención sobre zonas habitadas», explica.

Sin «soluciones mágicas» ante un problema complejo

«La herramienta más potente para enfrentarse a los fuegos forestales del siglo XXI es la modestia», subrayó Juan Picos, que incidió en que «estamos intentando resolver problemas complejos en un territorio complejo», por lo que «no hay una solución mágica». El experto refirió que el año 2017 fue a nivel global el año en el que mayor número de pérdidas humanas y económicas se ha registrado, con 171 muertos y más de 18.000 euros en daños que «son parte de una tendencia global que tiene que ver con el cambio climático que estamos obligados a intentar atender internacionalmente», añadió.

Los expertos inciden en trabajar en diferentes escalas para atajar los fuegos con actuaciones supramunicipales y con una planificación estratégica

También incidió en la necesidad de trabajar en distintas escalas para evitar los fuegos, actuando en niveles superiores a los municipales; hacer una planificación estratégica más allá del establecimiento de faixas, sino identificando puntos estratégicos de actuación; y tecnificar o profesionalizar las actuaciones.

El experto señaló que es preciso analizar los resultados de anteriores fuegos para entender qué se hizo bien y qué mal. La comparación de esta información cartográfica con las de las zonas afectadas en las ondas de fuegos de 2005 y 2006 permitieron comprobar cómo «los fuegos tienen memoria» y cómo las zonas afectadas por fuegos de alta severidad en el pasado se muestran más propensas a volver a padecerlos en un futuro. Añadió que «los grandes fuegos de años pasados son los padres de los fuegos de mañana», ya que homogeneizan el territorio y eliminan actividades tradicionales en las áreas quemadas que serían beneficiosas como prevención. «Lo que hagamos en los lugares incendiados puede derivar en lo que acontezca en otros incendios», explicó Picos.

Más conocimiento y autoprotección

El responsable del proyecto insistió en la necesidad de dar un nuevo enfoque más amplio a la autoprotección de la ciudadanía en el caso de incendios. «La solución no siempre es salir corriendo y, a veces, sí confinarse en un lugar seguro. La gente tiene que conocer la dinámica del fuego y así ayudaría a los servicios de emergencia», apuntó.

Por su parte, el profesor Domingo Molina incidió en la necesidad de afrontar las investigaciones de los fuegos con mayor conocimiento y con medidas de planificación estratégicas con herramientas idóneas.

Luego de esta fase inicial, el estudio comprende también el análisis sobre el terreno. De hecho, en esta presentación también participaron Eduard Plana, investigador del Centre Tecnològic Forestal de Catalunya, y el coordinador del Máster en Incendios Forestales de la Universitat de Lleida, Domingo Modina, dos de los expertos que realizaron nos últimos días diferentes salidas de campo para evaluar los efectos de los fuegos de octubre.

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