«El roble y el rebollo tienen mecanismos para resistir el cambio climático»

Una tesis de Gonzalo Pérez de Lis (Escuela Politécnica Superior, USC) analiza los efectos del clima en el crecimiento y en el uso de reservas en ambas especies, actualmente en expansión en la comunidad

«El roble y el rebollo tienen mecanismos para resistir el cambio climático»

Masa de robles. / Archivo.

¿Cuál es la capacidad de resistencia de los robles a fenómenos meteorológicos extremos, como las sequías?. Una tesis realizada en la Escuela Politécnica Superior de Lugo (Universidad de Santiago) ha demostrado que tanto el roble (Quercus robur) como el rebollo (Quercus pyrenaica) disponen de mecanismos que les permitirán resistir al futurible cambio climático. Hablamos con el autor de la investigación, el ingeniero vigués Gonzalo Pérez de Lis, que contó en su trabajo con la tutela de Ignacio García (USC) y de Vicente Rozas (Universidad de Valladolid).

«En general, hay tendencia a pensar que las especies caducifolias van a perder presencia por el cambio climático. Nuestros resultados concluyen que el roble y el rebollo sí se ven afectados por las sequías, pues crecen menos cuando sufren déficit de agua, pero también comprobamos que tienen gran capacidad de resistencia, por lo que no es de esperar que queden desplazados de manera dramática con el cambio climático», valora Gonzalo Pérez de Lis.

La investigación trabajó sobre tres masas de roble en las Fragas do Eume, Lugo y Ourense

La investigación del ingeniero vigués analizó durante dos años la formación de madera en tres masas de roble ubicadas en distintas zonas climáticas de Galicia, una en las Fragas do Eume (A Coruña), de clima atlántico, otra en las cercanías de Lugo ciudad y otra en las proximidades de Ourense, ya con un clima más mediterráneo y con estíos más secos. Las tres masas tenían presencia de roble (Quercus robur) y del rebollo (Quercus pyrenaica), también conocido en Galicia como ‘cerquiño’.

Mecanismos adaptativos
Uno de los primeros descubrimientos de la investigación fue la comprobación de la plasticidad del crecimiento en estos árboles. «En Ourense, en verano vimos que se limitaba el crecimiento y la producción de madera, pero observamos que en otoño los robles tenían capacidad para volver a crecer» -explica Gonzalo Pérez de Lis.- «Sabíamos que ese comportamiento se daba en otras especies de bosques mediterráneos o en coníferas, pero no esperábamos que se produjera en robles, que son especies características de climas templados».

«El rebollo tiene una estrategia más conservadora, crece menos pero parece guardar mayores reservas»

Otro mecanismo en los robles para la adaptación a la sequía viene determinado por el sistema de conductos que transportan el agua, el denominado sistema vascular del árbol. Los robles generan conductos de muy diverso tamaño, con lo cual pueden aprovechar la abundancia de agua en primavera y, simultáneamente, contar con vías idóneas en un verano seco para canalizar las escasas capturas hídricas.

En cuanto a la comparación de resultados entre las dos especies objeto de la tesis, el roble y el rebollo, el investigador apunta al rebollo como la especie más resistente. «Es un árbol característico de zonas montañosas de Lugo y del interior de Ourense, adaptada a soportar grandes fríos en invierno y fuertes sequías en verano», describe Gonzalo Pérez de Lis. «En la tesis comprobamos que tiene una estrategia más conservadora que el Quercus robur. Siempre crece menos, pero parece guardar mayores reservas para casos de necesidad».

«Resulta interesante preguntarse en qué medida el bosque que está apareciendo puede verse afectado por un clima cada vez más extremo»

Expansión
El roble y el rebollo están en expansión en la comunidad en los últimos años, según revelan los últimos Inventarios Forestales. Esa expansión, en buena medida debida al abandono de tierras y a la progresiva colonización de las mismas por los robles, abre cuestiones de futuro. «No era el objetivo de mi tesis, pero resulta interesante preguntarse en qué medida este bosque que está apareciendo puede verse afectado por un clima cada vez más extremo», reflexiona Gonzalo Pérez de Lis.

«Si hay una superficie cada vez mayor de roble y de rebollo, cobra importancia su gestión, para lo que resulta fundamental conocer el comportamiento de estas especies y su vulnerabilidad desde el punto de vista ecológico», concluye.

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