“El rural se está convirtiendo en una reserva para la desneurotización de la gente de la ciudad”

La IX edición del Son d'Aldea reflexiona sobre la situación del mundo rural hoy desde la perspectiva de las personas mayores y rememora aquellas aldeas vivas y llenas de gente anteriores al éxodo rural y a la emigración

 

Alberto Saco, durante a súa intervención na mesa redonda sobre os maiores no rural no Son d'Aldea

Alberto Saco, durante a mesa redonda sobre os maiores no rural no Son d’Aldea

Alberto Saco es profesor de Sociología de la Universidad de Vigo y hace más de 30 años -“en la época hippie”, recuerda- que se fue a vivir al rural de Ourense. Durante siete años fue el último habitante de su aldea, en el ayuntamiento de Nogueira de Ramuín, y como experto en demografía reflexionó ayer en el Son d’Aldea, que se celebra este fin de semana en las instalaciones de Arqueixal en Santiago de Albá (Palas de Rei) sobre el futuro de un rural gallego con cada vez menos gente.

“El rural es más necesario que nunca. Incluso la gente de la ciudad necesita un espacio para la desconexión de ese mundo urbano. El medio rural cumple hoy también una función como reserva para la desneurotización de la gente de la ciudad”, argumenta.

“Otra cosa -añade- es que el rural vuelva a cumplir la función que tenía como proveedor de alimentos y sirva para dar empleo a mucha gente en las aldeas, porque, entre otras cosas, para producir alimentos hoy con la mecanización, la robotización y la tecnología hace falta muy poca gente, mucha menos que antes”, indica.

«La gente de la ciudad valora el paisaje del rural pero piensan que ese paisaje se genera solo»

Pero reivindica otro tipo de función productiva de las personas que viven en el rural. “La gente de la ciudad valora el paisaje del rural pero piensan que ese paisaje se genera solo y el paisaje no se genera solo, está generado por personas, si no hay personas no hay paisaje”, argumenta.

Con todo, asegura que la visión que había respeto al rural está cambiando. “El rural tuvo durante muchos años un concepto muy negativo tanto para la gente de la ciudad como para la gente del propio rural, como un lugar de paletos, hoy esa visión varió y tiene un valor positivo incluso para la gente de la ciudad aunque pensado más como lugar de descanso y desconexión, como espacio para visitar, más que para vivir y trabajar”, dice.

Neorurales vs “indígenas”

Alberto es partidario de potenciar esa relación entre “indígenas rurales y foráneos” para “convertir una invasión en un proyecto común”. “El fracaso de la gente de la ciudad que se va a vivir al rural es querer trasladar la ciudad y esa manera de vida al rural”, dice. Observa ya una “gran desconexión” de las generaciones más jóvenes nacidas y criadas en las ciudades gallegas a respeto de la forma de vida y de las costumbres del rural y piensa que ese hecho está haciendo que surjan “conflictos”. “No se puede ir al rural diciéndole a la gente lo que tiene que hacer, es una contradicción definirse como animalista y criticar que las vacas se usen para producir leche y después tener al perro encerrado en el piso 22 horas al día”, ejemplifica.

Por eso demanda “respeto” para el modo de vida y las costumbres propias del rural. “El rural atesora una sabiduría ancestral que va más allá de los avances tecnológicos. Puedes ir con el metro a medir para poner las patatas justo a 53 centímetros, pero las patatas no entienden de matemáticas”, dice.

Cambiar el modelo productivo con nuevas ideas

Este experto en sociología y domografía recomienda huir de catastrofismos y presentar el medio rural desde el punto de vista de sus potencialidades, entre otras cosas, dice, “porque la visión negativa del rural retroalimenta la tendencia de la gente joven a abandonarlo”.

Considera que “no es un problema demográfico sino de modelo productivo” y dice que “el abandono en las últimas décadas de los sectores productivos en el rural en favor de los sectores vinculados a los servicios en las ciudades dejó sin base económica a muchas zonas rurales” por lo que “el modelo productivo actual no es capaz de generar en el rural la capacidad económica suficiente como para emplear a la gente joven, aunque haya poca, sobre todo aquella con mayor cualificación”, asegura.

«No es un problema demográfico sino de modelo productivo»

“El modelo aplicado hasta ahora no da más de sí”, asegura. Hacen falta nuevas ideas y nueva gente para ponerlas en marcha, dice, por eso reivindica un cambio generacional en las intituciones de poder económico y político.

Es una evidencia numérica que en la mayoría de zonas rurales del interior de Galicia hay poca gente joven, pero aun así este demógrafo ourensano considera que no estamos ante un problema demográfico, sino de despoblamiento. “La población mundial está creciendo y se estabilizará a mediados de siglo alrededor de los 9.700 millones de habitantes, el problema es que la gente se marcha del rural hacia las ciudades y ese proceso migratorio se da en la mayor parte del planeta”, explica.

En el caso de Galicia, explicó, “tenemos ayuntamientos en los que hay 20 viejos por cada menor de 15 años”. “Con esos porcentajes son lugares abocados al abandono y la despoblación”, añadió. En esta situación estarían ya en la actualidad muchas aldeas de los ayuntamientos de montaña de Lugo y Ourense, dijo. En concreto, en 6 municipios de A Coruña, 5 de Pontevedra, 40 de Lugo y 72 de Ourense, el número de habitantes menores de 20 años no llega al 10% de la poboación.

Los mayores en el rural

Público asistente á primeira xornada do Son d'Aldea no Parladoiro de Arqueixal en Santiago de Albá

Público asistente á primeira xornada do Son d’Aldea no Parladoiro de Arqueixal

La edición de este año del Son d’Aldea mantiene como hilo conductor el análisis de la situación demográfica actual de la mayoría de las aldeas gallegas, una temática que empezó ayer con una jornada de debate que prestó atención a las personas mayores en medio rural, a su situación y diversidad, a los procesos de participación social y al mantenimiento de la población en el rural a través de los servicios de proximidad.

Alberto Saco explicó que “el envejecimiento de la sociedad rural gallega es un fenómeno que se viene dando desde los años 70, lo que ocurre es que ahora se agudiza más”. “Lo que está pasando hoy en nuestra sociedad es algo inédito. Antes los tiempos vitales de la gente iban más acompasados a los tiempos biológicos, hoy están más distanciados, nunca antes tanta gente había llegado a tan mayor”, indicó.

Quiso también descartar algunos mitos. “En el rural hay un mayor porcentaje de población mayor, pero en términos absolutos donde más viejos hay es en los entornos urbanos, es cierto que muchos se trasladaron allí porque es donde tienen los servicios, pero es en las villas y ciudades donde numéricamente más personas mayores hay y es donde también hay mayor déficit de atención”, aseguró.

ÍNDICE DE REEMPRAZO. Municipios galegos onde hai 5 veces máis persoas maiores de 75 anos que menores de 10 (Autoría: Alberto José Pazo e María Pilar Moragón)

ÍNDICE DE REEMPRAZO. Municipios galegos onde hai 5 veces máis persoas maiores de 75 anos que menores de 10 (Autoría: Alberto José Pazo e María Pilar Moragón)

La trabajadora social y socióloga de la Universidad de Vigo Raquel Vázquez defendió los servicios de proximidad para la atención y el mantenimiento de las personas mayores en el rural e indicó que “las Administraciones públicas tienen que crear servicios y recursos adaptados a la situación de la población mayor y también específicamente adaptados a la población mayor que vive en el rural, y en el rural estamos ya en el envejecimiento del envejecimiento, porque no es el mismo ser viejo con 70 que ser viejo con 90 años”, argumentó.

«Las Administraciones públicas tienen que crear servicios y recursos específicos adaptados a la situación de la población mayor que vive en el rural», demanda Raquel Vázquez

Una demanda de mayor atención a la que también se sumó Alberto Saco, quien sin embargo añadió que es necesario una mejor planificación porque “no vamos a tener mayor número de viejos que los que tenemos hoy en términos absolutos y hay ayuntamientos que tienen que importar ya viejos para llenar sus residencias de mayores mientras otras zonas están descubiertas”, aseguró.

Para Maria del Carme Morán, profesora de la USC y especialista en animación sociocultural, es necesario repensar también la mayoría de los programas creados en este campo para las personas mayores del rural. “Los programas de los Ayuntamientos y de las Casas de la Cultura son un hacer por hacer sin sentido, sin reflexión, basados en la rutina y en el simple recuento del número de asistentes”, dijo. Por contra, defendió la animación sociocultural “como estrategia de andamiage social, como valor de intercambio y de promoción de la participación social”.

Una ruta teatral, música, juegos y productos artesanos completan la jornada de hoy

El Son d’Aldea continúa hoy analizando el rural desde la perspectiva de la gente mayor con una ruta teatral que bajo el título Los ojos de la experiencia recorrerá distintas localizaciones de la aldea recordando escenas habituales en los pueblos gallegos no hace mucho tiempo. «Otorgamos gesto y vida a las raíces y a las sombras de los ancestros en el rural, intentamos que el recuerdo colme huecos y voluntades y resuenen las voces de la aldea de antaño, nos sumergimos en el ser de las personas mayores, punto de unión y de experiencia, nos acercamos a la memoria de la tribu, a la humanidad y a las leyendas», explican los organizadores.

Tras la comida con productos de la aldea por la tarde habrá muestra de oficios artesanos y productos de artesanía alimentaria y la cita finalizará con fiesta y romería tradicional. Cumplirá de este modo el Son d’Aldea un año más la función con la que nació, la recuperación y actualización de la identidad cultural rural gallega mediante la participación colectiva de todos los vecinos y vecinas de Santiago de Albá.

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