El campo consensúa propuestas gallegas para la reforma de la PAC

Cooperativas y organizaciones agrarias llegan a un acuerdo con la Xunta sobre las medidas que se precisan en la reforma de la PAC. El Sindicato Labrego se desmarca de la firma del pacto

El campo consensúa propuestas gallegas para la reforma de la PAC

La Consellería de Medio Rural, conjuntamente con organizaciones agrarias y cooperativas, ha elaborado un documento de propuestas gallegas para el próximo periodo de la PAC, a partir del 2020, que se está debatiendo en Bruselas. Las medidas figuran en un documento firmado por la Xunta, Unións Agrarias, Asaga (antigua Asaja Galicia), la Asociación Galega de Cooperativas Agroalimentarias (Agaca) y Clun. El Sindicato Labrego se desmarcó del pacto al entender que dejaba fuera «cuestiones fundamentales».

El acuerdo le será ahora trasladado al Ministerio de Agricultura, para que lo incorpore a la posición conjunta de España sobre la reforma de la Política Agraria Común (PAC), que se negocia en Bruselas.

El sector agrario gallego selló el acuerdo sobre las siguientes bases, según explica la Consellería en un comunicado:

– Conservar una financiación exclusivamente con fondos europeos para las ayudas directas de la PAC, a fin de evitar que se generen diferencias entre los productores en función del apoyo de cada Estado Miembro. Se defiende que haya un único plan por Estado que reconozca las peculiaridades internas.

– Fijar un tope máximo de ayuda por explotación para favorecer a las de menor dimensión, si bien desde la óptica gallega, la propuesta de la Comisión Europea de establecer el tope en 100.000 euros es excesivamente alto, prefiriéndose un techo de 60.000 euros. Los fondos que se obtengan tras establecer ese tope se redistribuirán con criterios como el apoyo a agricultores jóvenes.

– Regular medidas que permitan responder de forma rápida a las oscilaciones de precio de las producciones agrarias y de las materias primas (piensos, energía, etc.), de forma que se eviten situaciones de crisis y las explotaciones puedan mantener sus rentas.

– Primar en las ayudas las primeras hectáreas de cada explotación con el objetivo de que eso suponga un apoyo para las pequeñas y medianas explotaciones, algo esencial en territorios como Galicia y la Cornisa Cantábrica, con una superficie muy inferior a las grandes explotaciones europeas y del resto de España.

– Aumentar las ayudas asociadas, de forma que supongan una gran parte de las ayudas directas.

– Destinar las ayudas a los «agricultores genuinos», un concepto pendiente de definir que sustituirá al actual de «agricultor activo».

– Apoyar los derechos históricos en un nuevo pago disociado.

– Crear un sistema estatal para el asesoramiento de los agricultores y para el control de riesgos.

Desmarque del Sindicato Labrego
Por parte del Sindicato Labrego, su secretaria general, Isabel Vilalba, valora en positivo que la Xunta tuviera en cuenta al sector para generar un documento de consenso sobre la PAC, pero se desmarca de la firma del mismo al entender que no recoge «cuestiones fundamentales». «Para nosotros, es necesario definir quién va a ser el perceptor de la PAC. Hay que concretar quién es el agricultor genuino. Para cobrar las ayudas se debe exigir que al menos un 50% de los ingresos procedan de la actividad agraria y que la persona dedique más del 50% de su tiempo laboral a la agricultura», defiende Vilalba.

Otro de los desacuerdos del Sindicato Labrego con el documento radica en los derechos históricos, pues el SLG entiende que deben desaparecer. «La gente joven que no cuenta con una explotación previa se tiene que instalar en sectores sin ayuda o donde las tienen solo las explotaciones que están de antiguo», cuestiona.

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