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Cerámica Verea acaba de superar el medio siglo de andadura y esa es precisamente la garantía que ofrecen sus tejas. Esta firma, asentada en Lanzá (Mesía), es la única empresa del sector en conseguir una resistencia de 50 años para sus productos. Una excelencia que lograron con los esfuerzos de varias generaciones vinculadas al mundo de la cerámica.
«Hoy en día hacemos una teja sin tocarle con la mano en ninguna fase del proceso, ni siquiera a la arcilla»
Luis Verea es la cuarta generación de la familia vinculada a este sector y la segunda apegada a esta cerámica coruñesa, después de que su bisabuelo y su abuelo hubiesen tenido otra en Boimorto. Fue en el 67 cuando su padre, también Luis, comenzó con esta fábrica en Lanzá. Y 51 años después, Luis reconoce que el camino hasta aquí fue de avances continuos hasta contar con un complejo industrial de casi 30 hectáreas y una compañía que factura 8 millones de euros y emplea a 46 trabajadores. Verea detalla que «el salto más grande fue cuando robotizamos la fábrica», recuerda. Un proceso que llevaron a cabo en el 2003 y que les permitió trabajar con unos costes más bajos, siendo competitivos en un mercado que hizo cerrar ya a muchas fábricas.
Hoy es la única fábrica en Galicia con una producción centrada en la teja y con capacidad para fabricar 50 millones de tejas al año. «La robótica y la tecnología ahora nos permiten hacer una teja sin tocarle con la mano en ninguna fase del proceso, ni siquiera se le toca a la arcilla», afirma Verea.
Proceso robotizado de fabricación de las tejas.
Pero desde Cerámica Verea miran también hacia el futuro y aunque en el sistema productivo, a nivel mecánico y técnico, no contemplan grandes cambios a corto plazo, la fábrica está inmersa en un proceso de modernización electrónico. «Estamos cambiando ya toda la red de comunicaciones, que es del 2005 y desde entonces se ha evolucionado ya mucho», ratifica el director general.
La calidad de la materia prima
La robotización de la fábrica cambió buena parte del proceso, incluso la extracción de las arcillas, como explica Verea. «Ahora todo es más racional. Podemos ir a la zona que queremos mediante prospecciones y extraer la arcilla que precisamos. Esta cantera no es uniforme, y hace años podías encontrar vetas de lignito o de otros materiales antes de dar con la arcilla que precisabas», matiza.
Las arcillas, la materia prima, son la clave para lograr una teja de calidad, como defiende Verea. Por eso, continúan en la misma zona de extracción y empleando las mismas arcillas. Sin embargo, fueron depurando el proceso de fabricación, contando con máquinas más potentes y de última generación y sometiéndose a procesos de control muy exhaustivos. «Las tejas tienen que cumplir con una normativa muy exigente al estar expuestas mucho más que otros materiales de la edificación», comenta Verea. En la actualidad, el complejo cuenta con tres líneas de producción y con una planta de molido preparada para procesar más de 200.000 toneladas. Además, los productos de Verea se someten a controles continuos tanto en los laboratorios propios como en externos y acreditados.
Tejas elaboradas en Cerámica Verea.
Precisamente la cuidadosa selección de los dos tipos de arcillas que emplean y la optimización del proceso de cocción -que llega a alcanzar los 1.050 grados de temperatura- son los que le permiten fabricar la teja cerámica con más durabilidad del mercado. Cerámica Verea garantiza así que durante 50 años sus tejas no presenten defectos estructurales.
Es una calidad que fue certificada además por Aenor, que acredita que sus tejas cuentan con una elevada resistencia a los contrastes de temperatura y a la presión física de las variaciones. De este modo, frente a las heladas, estas tejas superan los 500 ciclos de hielo-deshielo. Según la normativa europea UNE En 539-2, las tejas deben superar más de 150 ciclos de xeadicidade, unos varemos que Cerámicas Vera acredita ya desde lo 2009.
Es la primera y la única empresa del sector que cuenta con el sello de Galicia Calidade
Además, desde septiembre del año pasado, Cerámica Verea es la primera y la única empresa del sector que cuenta con el sello de Galicia Calidade. «Para conseguir una teja de calidad hay que contar con una materia prima de calidad pero también disponer de un sistema productivo idóneo que permita cumplir con la normativa más exigente», expone Verea, que lleva toda la vida inmerso en el proceso de elaboración de las tejas.
Junto con estas certificaciones de calidad para sus productos, la firma cuenta también con un sistema de colocación homologado y propio, el «Verea System», que le proporciona mayor garantía a las tejas y a los tejados.
La rehabilitación de tejados está siendo uno de los principales mercados en Galicia nos últimos años.
El salto al mercado americano en el momento justo
«En el 2007, ya antes de que comenzara la crisis, yo ya empecé a ser consciente de que el mercado gallego y el estatal no iban a ser capaces de asumir la capacidad productiva que había, por eso empezamos a mirar hacia otros mercados», detalla Verea. Iniciaron una paulatina expansión hacia América Latina y Estados Unidos. Los competitivos precios del transporte marítimo y el azote de la crisis motivaron que la exportación se tornara clave. «Nos cuesta lo mismo trasladar un contedor a Miami que un tráiler a Algeciras», calcula Verea.
El azote de la crisis motivó que se centrasen más en el mercado americano, comenzando la fabricación de la teja Spanish S, demandada en el continente y la única que reproduce la estética de la curva y que proporciona una mayor facilidad de instalación. Así, en el 2008 reformaron una de las líneas de producción para lograr una fabricación robotizada de esta teja.
La expansión y adaptación a los mercados continúa y el año pasado iniciaban la producción de una nueva teja destinada precisamente a consolidar su posición en el mercado centroamericano. Ahora de mano de la teja Caribbean S, diseñada para atender la demanda de los países del Caribe y responder a unas exigencias climatológicas adversas. Un ejemplo más de la apuesta por la internacionalización hecha por esta empresa coruñesa. Así, a día de hoy, desde los puertos de Vigo y Marín, las tejas Verea están presentes en 29 países de 4 continentes. La exportación absorbe ya la mitad de la producción.
La exportación se convirtió en una oportunidad muy rentable cuando el mercado gallego de la cerámica aún a día de hoy «continúa muy parado», analiza Verea. «No hay apenas viviendas nuevas, lo poco que hay son rehabilitaciones», concreta.
Dar valor al producto y a los recursos gallegos
El año pasado, con motivo de la celebración de los 50 años de trayectoria, Cerámica Verea organizó una jornada que congregó a un importante número de asistentes que pudieron conocer de primera mano la fabricación de las tejas. «A los vecinos les sorprendía mucho el proceso», recuerda Verea. Fue ahí cuando surgió la idea de repetir esta experiencia con una jornada de puertas abiertas cada año, que se convirtiese en una oportunidad de conocer las instalaciones y el proceso de elaboración de las tejas.
Pero además decidieron poner en marcha un programa de colaboración con el Ayuntamiento de Mesía en esta misma línea. «Buscamos darle valor a los recursos naturales que tenemos en la zona, como la arcilla. Pretendemos que los más jóvenes conozcan y aprovechen estos recursos», explica Verea. El programa, dirigido a estudiantes, acercará los recursos naturales desde un punto de vista medioambiental, histórico y social. Una iniciativa que incluye una visita al Centro de Interpretación Brañas de Valga, en el que conocer la historia y evolución de la cerámica en Galicia para luego acercarse hasta la fábrica Cerámica Verea «y que puedan ver cómo se elaboran a día de hoy las tejas», sintetiza el director general de la fábrica.
