Una vida dedicada a la recuperación de la raza Cachena

Visitamos la ganadería de María Hortensia Alonso Alonso en Olelas (Entrimo-Ourense), una de las pioneras en Galicia en la recuperación de la raza Cachena.

Una vida dedicada a la recuperación de la raza Cachena

María Hortensia con sus terneros de raza Cachena.

Los montes de la Sierra de O Quinxo y del Xurés y O Leboreiro, en la comarca ourensana de la Baixa Limia, son el origen y el último refugio de la raza Cachena, una de las vacas más pequeñas del mundo (su peso oscila entre los 300 y los 500 kilos), su gran cornamenta en forma de lira y su exquisita carne

En esta comarca en el año 1947 el Ministerio de Agricultura registró más de 3.000 cabezas de esta raza. Sin embargo, a finales de los años 80 quedaban menos de 100 ejemplares, recluidos únicamente en la aldea de Olelas.

Fue entonces cuando la Xunta de Galicia, a través de la Granja Experimental de Fontefiz, en Coles (Ourense), inició una labor de recuperación de la Cachena, ya en peligro de extinción. Y fue en Olelas donde encontró los últimos ejemplares. Hoy hay registrados más de 5.000 ejemplares de esta raza, repartidos en unas 160 explotaciones, organizadas en la Asociación de Criadores de Raza Bobina Cachena (Cachega).

La ganadería de María Hortensia Alonso Alonso y Pablo Pérez Barroso fue clave en este proceso de recuperación y de conservación de la raza Cachena, una desbrozadora nata, capaz de vivir en los terrenos más difíciles.

Llegamos a Olelas en una mañana soleada de octubre tras atravesar la pista que zizaguea por la escarpada e inhóspita Serra do Quinxo. Encontramos al matrimonio recogiendo el maíz, con el que alimentarán a los becerros y a las vacas durante el invierno. En la aldea, situada justo en la frontera con Portugal, María Hortensia y Pablo, a pesar de sus más de 60 años, son los que mantienen la actividad agrícola y ganadera, con la ayuda de sus hijas María José y Vera, que vienen desde Ourense a echar una mano.

“La gente joven emigró, y aquí quedamos los que no servimos”, dice con humildad. Pero su trabajo vale mucho, lo que quizás no vale es la sociedad que no lo valora.

¿Cómo empezaron con la recuperación de la raza Cachena?
Aquí en este pueblo siempre hubo esta raza, porque es un terreno muy ruin, en pendiente, y sólo aguanta una raza dura como la Cachena. Mi marido es de aquí y yo vine de fuera, y mi suegra me contaba que hace más de 80 años los vecinos se turnaban para ir a la Xierra de O Quinxo a guardar el ganado, y allí dormían en unas cabañas.

Mi suegra, junto con otros vecinos conservó la Cachena y de hecho le cogió tanto cariño a una vaca que tenía, que cuando murió, con más de 25 años, quiso embalsamarla y así se conserva en el balcón de nuestra casa.

En el año 1993 vinieron los de Fontefiz y nos ofrecieron participar en el programa de recuperación de la raza. Entonces teníamos una pequeña granja de cerdos y decidimos apostar por la Cachena. Partimos con 10 ejemplares y hoy tenemos 156, de los que 3 son toros.

¿Es una raza tan rústica como se dice?
Son muy duras, porque este sitio es para gente esclava, sino aquí no sirven. Llegan a una promedio de 18 partos y hasta los 21 años siguen pariendo.

¿Las ayudas fueron un punto importante para que la gente apostase por la Cachena?
Al inicio nos daban 50.000 pesetas si recriábamos las terneras y otras 25.000 pesetas si parían. Las novillas para recría se vendían muy bien, a hasta 1.000 euros por ejemplar, pero hoy todo eso fue a menos.

 “Vendemos directamente los terneros a particulares, y quien prueba repite”

Las ayudas bajaron mucho y no compensa tenerlas sólo por las subvenciones. De hecho, tenemos un problema porque para Bruselas no les cuenta ahora como pastos para las ayudas el monte comunal en el que pacen las vacas. Dicen que tiene que ser terreno con mucha hierba, y pero aquí el sitio no es así, porque las vacas pastan en el matorral.

Pero aun así vamos tirando. El año pasado vino aquí la conselleira Ángeles Vázquez y los del Fogga y a ver si arreglan esto. Porque el día que falten las vacas en esta aldea, el pueblo se acaba.

¿Las vacas se alimenta sólo del pasto y de los arbustos del monte?
En verano y en primavera las vacas están todo el tiempo en la sierra del Quinxo, pastando y limpiando el monte. Es una raza muy pequeña pero también son buenas de mantener (risas). Una vaca puede pesar 250 kilos, pero tiene que ser buena. Y el macho puede llegar a los 300, mucho más no. En el monte también tienen agua porque, a pesar de lo que parece, esta es una zona con bastante humedad.

Sólo bajan a la cuadra en invierno, para resguardarse y las vamos resguardando. Le damos paja del maíz y a las recién paridas o a las que están algo bajas les damos también harina de maíz.

Ahora su principal fuente de ingresos es la venta de la carne de los terneros. ¿Cómo hacen el manejo?
Los becerros crecen poco y comen mucho (risas). Las vacas las tengo controladas para traerlas a parir al establo, donde permanecen dos días con el becerro, y luego van y vienen para darle de mamar a las crías. La leche va toda para los terneros y les hace falta. Las crías maman hasta los 4 meses y después comen harina y hierba seca que recogemos nosotros. Cosechamos mucho maíz, pero también compramos en Xinzo grano de cebada, de maíz y de centeno que luego molemos en nuestro propio molino, para que sea una alimentación natural.

Los terneros los vendemos con algo más de 11 meses y pesan sobre 150 kilos. Hacemos venta directa a particulares, que año tras año repiten, y al tratarse de una carne tan sabrosa y tan especial, raro es el cliente que al año siguiente no nos trae a otro cliente más. A los carniceros no les interesa mucho este tipo de carne porque no da muchos bistécs. Las vacas viejas y los toros tienen muy poca salida, de hecho las últimas vacas que vendí andaban por los 100 euros.

La cachena se asocia a una raza brava. ¿Tiene merecida esa fama?
Cuando empezamos sí que era algo bravo el ganado pero hoy es dócil. Depende de como sea el dueño. Yo le hablo tanto a los becerros como a las vacas en la sierra y siempre se acercan a mí y van para donde yo quiero.

“Para mí el ganado es salud. En cuanto podamos seguiremos”

La Cachena es una raza muy lista que se adapta muy bien al monte. Las crías son muy espabiladas, me ha pasado en verano de parir alguna en el monte y ver la vaca con la ubre inflamada pero no ver la cría, porque permanecen escondidas para evitar el lobo y sólo salen para mamar. Cuando pasa esto da su trabajo localizarlas.

¿Y como ve el futuro para su ganadería?
Si seguimos es por mí que soy la jefa (risas), si es por mi marido no seguimos porque él es pensionista. Para mí el ganado es salud: si estoy enferma o me duele la cabeza, salgo de casa, vengo junto a mi ganado y después ya vuelvo para casa curada. Es como un vicio.

En cuanto vivamos hay que seguir. Soy feliz con mi ganado.

Galería de imágenes:

Vacas de María Hortensa na Serra do Quinxo

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