Un perro de guarda de Galicia para ovejas francesas

Una ganadería de Pol (Lugo), La Cabreta, le cede una perra de raza mastín leonés a una explotación francesa de la Provenza, una región cruzada por la expansión del lobo de los Alpes a los Pirineos

Un perro de guarda de Galicia para ovejas francesas

La perra gallega, con el rebaño de ovejas francés que protegerá frente al lobo.

Ona, una perra de mastín leonés nacida hace cuatro meses en Pol (Lugo), en la ganadería La Cabreta, ha cambiado ya los montes lucenses por la Provenza francesa, donde ayudará en la custodia de un rebaño de 200 ovejas de carne frente al lobo. El viaje del animal de Galicia a Francia fue posible gracias a un acuerdo de cesión gestionado por la Asociación para la Conservación del Mastín Español Tradicional (ACMET), de la que forma parte La Cabreta.

El destino de Ona, la Provenza francesa, es una región ubicada entre los Alpes y la Costa Azul en la que llevan años de ataques del lobo, pues se trata de una zona de expansión del cánido en su avance hacia los Pirineos. Los rebaños de ovejas de la región suelen usar para la custodia perros ‘Patou’ (Gos de Muntanya dels Pirineus), unos animales blancos de pelo largo habituales en las ganaderías galas.

Maud Albieiro, la ganadera gala que ha recibido la cesión de Ona.

Maud Albieiro, la ganadera gala que ha recibido la cesión de Ona.

Los ‘Patou’ son también los perros con los que trabaja habitualmente Maud Albieiro, la ganadera francesa que incorporó a su rebaño a Ona, el mastín leonés procedente de Pol. Maud se decidió a introducir otra raza con la idea de comparar las diferencias con el Patou, una cuestión en la que también tiene interés Joan Alibés, de La Cabreta, el ganadero que le cedió la Ona.

“Es probable que en la defensa del rebaño en sí no haya grandes diferencias” -valora Joan Alibés-. “El hecho más distintivo entre las dos razas posiblemente esté en la reacción ante la gente. En Francia tienen problemas de ataques de perros ‘Patou’ a sendeiristas, que es algo que en España no se da con los mastines. Es una cuestión que no depende sólo de la genética, sino del entrenamiento que recibe el perro, pero en perros criados en España para guardar el ganado no se ven esos comportamientos”, compara Joan.

Proceso
La cesión del mastín leonés de Pol a Francia no fue una tarea sencilla, pues hubo que ponerle al animal la vacuna de la rabia para su exportación y esperar 21 días tras la vacunación, lo que retrasó el proceso. Una vez que todos los trámites estuvieron hechos, la perra viajó hasta Girona, donde la fue a recoger Maud, con lo que en menos de 24 horas Ona pasó de los prados gallegos a estar con las ovejas francesas.

Ona, antes de la cesión, en prados de Pol.

Ona, antes de la cesión, en prados de Pol.

“Concluimos la cesión ya muy en el límite de edad de la perra, con cuatro meses, por el retraso que generó el proceso de vacunación. Lo ideal es que el animal se incorpore al rebaño que va a custodiar con un máximo de 2-3 meses, a fin de potenciar el vínculo afectivo con las ovejas”, explica Joan.

Todo el proceso fue posible por el plan de cesión y cría que gestiona la Asociación para la Conservación del Mastín Español Tradicional (Acmet), un colectivo de ganaderos y personas interesadas en el mastín español (leonés) que lleva desde 2014 trabajando para mantener los caracteres ganaderos de la raza. Su línea de actuación se orienta a procurar perros con características morfológicas y funcionales que contribuyan a la protección del ganado, desmarcándose de otras líneas, como la orientada a los concursos de belleza caninos.

Acmet dispone de un programa de cesión de perros entre ganaderos que permite que las explotaciones tengan acceso a perros de protección con un origen conocido, ligado a una línea familiar de protección del ganado, y en buen estado sanitario. Es el caso de Ona, una perra que nació en La Cabreta, donde cinco perros mastines adultos se encargan de darle protección a 260 ovejas y 10 cabras.

El trabajo de Ona a partir de ahora estará en la Provenza francesa, una región en la que la convivencia de la ganadería con el lobo está siendo difícil. El pasado año, los ganaderos galos se manifestaron en Lyon, atravesando la que es la segunda ciudad francesa con un rebaño de 1.000 ovejas para protestar por los daños causados por el cánido. A Ona le tocará aportar su grano de arena en el control del problema.

Ona, ya en Francia, con el rebaño que se encarga de custodiar.

Ona, ya en Francia, con el rebaño que se encarga de custodiar.

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