Teixeiro e Pistón, una ganadería que recupera tierras abandonadas

Miguel Cordero y Yolanda Gómez iniciaron en el 2013 una explotación de caprino en Becerreá que nació como un pasatiempo para limpiar las fincas de la familia y se fue ampliando hasta convertirse en un complemento de ingresos

Teixeiro e Pistón, una ganadería que recupera tierras abandonadas

Las cabras pastan en muchos casos parcelas que estaban abandonadas, ocupándose del control del matorral.

En Becerreá (Lugo), igual que en otros municipios del interior gallego, las tierras van quedando a monte a medida que desaparecen explotaciones ganaderas. Miguel Cordero y Yolanda Gómez, una pareja de ingenieros forestales, querían evitar que les sucediese eso con las fincas de la familia, así que en el 2013 compraron un par de cabras para mantener limpia la parcela de la casa y, al año siguiente, se hicieron con un rebaño de 20 para desbrozar las fincas familiares.

Los buenos resultados y el fácil manejo del rebaño los animaron a aumentar el número de animales y a ampliar su base territorial. Llegaron a acuerdos con vecinos, que en muchos casos tenían las fincas abandonadas, y también alquilaron terrenos a través del Banco de Terras. Así, lo que comenzó como un pasatiempo se fue transformando en una explotación a tiempo parcial.

Miguel Cordero, durante una visita de la Sociedade Galega de Pastos e Forraxes.

Miguel Cordero, durante una visita de la Sociedade Galega de Pastos e Forraxes.

La ganadería, que lleva por nombre Granxa Teixeiro e Pistón, cuenta en la actualidad con un rebaño de alrededor de 140 cabezas de cabra gallega y de negra serrana. Trabajan en ella a tiempo parcial tanto Miguel como Yolanda, que complementan la atención al ganado con otros trabajos.

«Cuando creamos la granja, la idea que teníamos era hacer algo que no diese mucho trabajo y que fuera compatible con nuestras ocupaciones, por eso nos decidimos por una ganadería extensiva de caprino», recuerda Miguel.

«Los grandes problemas que encontramos son la dispersión de la base territorial y la comercialización»

«La intención era que fuera para nosotros como un hobby, una actividad con la que disfrutar fines de semana y festivos, y que no diese pérdidas, aunque tampoco beneficios. Con el rebaño que tenemos ahora, ya podemos considerar la actividad como un complemento de la renta familiar -valora-, pero nos encontramos con problemas graves, como el de la base territorial, que dificultan la viabilidad de la granja».

Dispersión territorial
Si en un comienzo, gestionar un rebaño de 20 cabras era tarea que parecía sencilla, a medida que la granja fue creciendo, las dificultades por la dispersión de las tierras se dispararon. «Resulta complicado agrupar parcelas en conjuntos de más de 1,5-2 hectáreas continuas, así que tenemos alrededor de una treintena de terrenos con cierres en los que vamos rotando el ganado», explica Miguel Cordero.

El traslado de ganado entre parcelas y el mantenimiento de cierres ocupan el 60% del tiempo de trabajo de la granja

El minifundio, unido a la dispersión de las tierras, obliga a constantes transportes de animales en el remolque y a trabajos periódicos de desbroce y mantenimiento de los cierres, a fin de que no queden inutilizados por el crecimiento del matorral exterior. «Entre el transporte y el mantenimiento de los cierres, podemos estar hablando de más de un 60% del trabajo total que requiere la granja», reconoce Miguel.

La explotación cuenta con alrededor de 20-30 hectáreas en el entorno de Becerreá y también alquiló, por medio del Banco de Terras, parcelas en Lugo, Castroverde y en un monte vecinal de Cervantes. El monte de Cervantes, que supera las 40 hectáreas, es una de sus principales expectativas de cara al futuro, pues podría reducir el nomadismo de los animales. «Es un monte que habría que habilitar a través de quemas controladas, pero por el momento no se pudieron acometer», cuentan.

Cierre con cuatro hilos de pastor.

Cierre con cuatro hilos de pastor.

Sobreesfuerzo por el lobo
Las parcelas utilizadas para el ganado se cierran con cuatro hilos de pastor eléctrico separados por unos 25 céntimetros. El objetivo es evitar que las cabras salgan, pero también que los lobos entren. La granja sufrió la pérdida de unos cinco animales hace un par de años. Dos años después, acaban de cobrar la indemnización por los dos animales que aparecieron muertos por el lobo. El resto, que no se encontraron, no son indemnizables.

«El lobo provoca un sobrecoste económico y de trabajo diario a mayores que nadie compensa»

«Estamos en una zona en la que convivimos con el lobo, lo que nos obliga a un esfuerzo extra que nadie compensa. Claramente, el lobo provoca un sobrecoste económico y en el trabajo diario. Tenemos siete mastines, que tuvimos que criar y entrenar, y a los que tenemos que alimentar. Y en las zonas que consideramos más problemáticas, ponemos también dos hilos extra de pastor eléctrico», detalla Miguel.

Las ayudas a la prevención de daños de lobo, que convocó el pasado año Medio Ambiente, son vistas por la granja como una vía para fomentar la inversión en medidas preventivas, pero echan en falta que no haya apoyos para su mantenimiento. «Las explotaciones tenemos año a año una carga extra por el lobo que no se compensa», concluyen.

«El futuro de la comercialización tiende a marcas de calidad que prestigien el producto»

La granja Teixeiro e Pistón comenzó a comercializar el ganado a través de la venta a particulares de su entorno. «Nos encontramos con que era lo que funcionaba mejor. Te exige tener una red de clientes conocidos que valoren el producto, pero por el momento es la mejor vía», señala Miguel. El otro pilar de las ventas de la explotación radica en la comercialización de recría para vida.

El mercado para vida es una de las principales vías de ingresos de la granja

De cara al futuro, la venta de la carne a través de supermercados es el reto al que se enfrentan las explotaciones gallegas de caprino y de ovino. Teixeiro e Pistón ya hizo pruebas con supermercados locales, tras sacrificar, despiezar y envasar los animales en un matadero. «Es un proceso que dispara mucho los costes y que a día de hoy no es viable. De todas formas, pensamos que el futuro debe ir por ese camino, por dar a conocer el producto entre los consumidores y por ir llegando a la gente más joven a través de las cadenas de distribución», valoran.

Marcas de calidad
La ganadería está implicada en la marca de calidad ‘Pastores de Galicia’, que comercializa cabritos y corderos criados con la leche de las madres y con los pastos gallegos. «Ese es un camino para prestigiar la producción y que se le reconozca su calidad. Por nuestra parte, estamos también en conversión a la agricultura ecológica, que es otra vía complementaria que vemos positiva, y producimos además cabra gallega, que puede usar la marca ‘100% Raza Autóctona Gallega».

Cabras de la raza negra serrana.

Cabras de la raza negra serrana.

Razas
Desde un comienzo, la granja apostó por trabajar dos razas, la cabra gallega, una raza autóctona que estuvo en peligro de extinción y que se está recuperando en los últimos años, y la negra serrana, una raza andaluza empleada en áreas de montaña. «La intención inicial era comparar el funcionamiento de las dos razas y decantarnos por la que funcionara mejor, pero vimos que son complementarias, así que continuamos trabajando con las dos», indica Miguel.

La negra serrana resultó adaptarse bien a las condiciones de frío y lluvia de Galicia, ofreciendo canales con una mayor uniformidad y peso, pero se trata de un animal que prefiere pastos herbáceos, en tanto el punto fuerte de la cabra gallega es su rusticidad y su capacidad para aprovechar el matorral en el monte.

Recría para vida
Al trabajar con dos razas puras, que la explotación va seleccionando, otro mercado que está demostrándose importante para la granja es el de la recría para vida, tanto de machos, para sementales, como de hembras reproductoras. «A día de hoy es lo más viable y nos proporciona una parte importante de los ingresos», concluyen.

Otra vía que era tradicional en el sector, como la venta a intermediarios, es descartada por la granja, ya que no interesa, dicen, ni a nivel económico ni en lo relativo a prestigiar la producción gallega.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Solicitamos su permiso para obtener datos estadísticos de su navegación en esta web, en cumplimiento del Real Decreto-ley 13/2012. Si continúa navegando consideramos que acepta el uso de cookies. OK | Más información