Implantación y mantenimiento de praderas en zonas abandonadas (I): preparación del terreno

Un artículo de Eloi Villada Legaspi, presidente de la Sociedad Gallega de Pastos y Forrajes (SGPF)

Implantación y mantenimiento de praderas en zonas abandonadas (I): preparación del terreno

Pradera establecida en terreo de monte en el entorno del Pedregal de Irimia-Serra de Meira- a 800 metros de altitud. Autor: SGPF

Las condiciones climáticas de Galicia, aunque variables, permiten implantar praderas prácticamente en cualquier lugar de nuestra geografía, basta con emplear técnicas idóneas a las características climáticas o de suelos de las diferentes localidades. En la actualidad alrededor de un 40% del territorio gallego, lo que en otros tiempos habían sido tierras de pasto o de cultivo, está abandonado a matorral o forestal espontáneo.

Estos espacios se pueden recuperar para implantar praderas o pastos de calidad. Conviene destacar que parte de la superficie gallega, considerada como forestal, realmente es una gran superficie de tierra abandonada, incluso parcelas con cultivo intensivo de eucalipto y de pino, que deberían recuperarse para la producción forrajera y así aliviar las necesidades de tierra que sufren las explotaciones ganaderas.

“La hierba pacida o fresca es el alimento más barato para las vacas”

La recuperación de las tierras abandonadas también es compatible con la agroforestria, lo que permitiría consolidar una producción forestal de mejor calidad, además de de mejoras paisajísticas y agroambientales. Recuperar gradualmente más superficie para producir hierba, garantizaría mantener la producción agroganadera gallega, reducir la tierra abandonada, la biomasa combustible y los incendios. La extensión de las áreas de pastoreo permitiría reducir los gastos de extinción de fuegos forestales.

Además, el balance de secuestro de carbono sería positivo y la actividad económica en el rural gallego mejoraría. Se acepta universalmente que la hierba pacida o fresca es el alimento más barato para los rumiantes.

Posibilidades de actuación:

Existen diversas posibilidades de actuación para recuperar los terrenos cubiertos de matorral. Por una parte, el laboreo completo, que incluiría el desmatado (desbrozado), el descepado en el caso de plantaciones arbóreas, laboreo con maquinaria pesada, encalado, abonado, siembra y compactado con el rodillo.

Otra opción sería el mínimo laboreo, un sistema que se suele emplear en terrenos en los que las características orográficas, como pendiente, espesor del suelo, pedregosidad, etc… son menos favorables. Incluiría desbrozado o quema controlada autorizada, laboreo superficial, encalado, abonado, siembra y rolado.

Por último, la recuperación sin laboreo debe quedar reducida a las zonas mas difíciles e implicaría, quema controlada, siembra sobre los restos de la ceniza, encalado y abonado, en las partes de la parcela en las que sea posible. La quema puede ser sustituida por la presión de pastoreo con animales lignívoros (caprino, equino) o mediante la alimentación in situ de bovinos con silo y heno.

En función de la naturaleza de las parcelas o áreas a mejorar, también se puede aplicar una combinación de los diferentes sistemas de recuperación.

Diferentes técnicas para la implantación y mantenimiento de praderas

El desbrozado:
La altura del matorral a reducir es lo que va a determinar las características de la labor y de la maquinaria que es neceario emplear: con matorral de altura media y de arbustos poco leñosos, la desbrozadora de cadenas debe ser suficiente. Cuando el matorral es alto con troncos de ginesta, o de árboles jóvenes ya de cierto tamaño, se precisan desbrozadoras especiales accionadas por tactores de gran potencia. Los restos del desmatado se deben incorporar a los suelos con las labores posteriores.

descepado dun piñeiral para implantar pradeira_SGPF

Descepado de un pinar para implantar pradera. Autor: SGPF

El descepado:
Luego de una tala de madera, pinos, eucaliptos y otros, es preciso arrancar las cepas con maquinaria pesada y amontonarlas en cordones, para quema posterior o trituración para biomasa. También es posible usar la desbrozadora a ras de suelo, para moler la parte superficial de los tocones, especialmente cuando no se quiere levantar piedras y peñas en terrenos difíciles. Luego de estas labores la tierra queda bastante bien trabajada y será necesario igualar el terreno con pala o motoniveladora y algún pase posterior de grade ligera.

La quema controlada:
Fue el primer sistema de laboreo que empleó la humanidad y aún se practica en diversas partes del mundo. En general, considerara poco recomendable. Sin embargo las quemas controladas, debidamente autorizadas, pueden usarse con carácter restrictivo, en zonas en las que la maquinaria tiene difícil acceso. Debe emplearse, de preferencia, cuando lo que se pretende hacer es una mejora lenta y con posterior presión de pastoreo. ES un sistema de bajo cueste, pero de aplicación delicada.

El laboreo completo:
Suele emplearse para la recuperación de terrenos que fueron cavados y cultivados y que en la actualidad están abandonados (campos cubiertos de pasteros embastecidos..etc) pero que reúnen condiciones aceptables en cuanto a pendiente, pedregosidae y profundidad de suelo.

Consiste en la labor fondo de arado o pases de grade pesada de discos y posteriores pases de grade ligera y rollo para igualar el terreno y facilitar el laboreo de cara a recoger la hierba seca o ensilar.

El mínimo laboreo:
Se emplea cuando los terrenos tienen límites para el trabajo de la maquinaria, tales como piedra en superficie y pendientes importante. Se pretende abrir el suelo lo suficiente para que las semillas puedan entrar en contacto con la tierra y quedar ligeramente cubiertas por esta. El encalado y abonado generalmente puede hacerse de manera tradicional, pero a veces es preciso hacerlo a distancia lanzándolo desde las zonas accesibles. En países como Nueva Zelanda en las zonas de montaña se hace con aviones. Puede ser aconsejable que en una misma parcela, por las dificultades que presenta el terreno, se empleen diferentes tratamientos.

El encalado:
La mayoría de los suelos de Galicia son pobres en calcio, ácidos, con mucho aluminio libre, que es tóxico para las plantas. Incluso en las áreas calizas (zonas montañosas de Lugo y nordeste de Ourense) los horizontes superiores del suelo, debido a la lluvia suenen estar lavados y también puede ser necesario encalar.

Como norma general se recomienda el empleo de 2000 a 3000 kg/ha. de calizas molidas (carbonato cálcico). En el caso de emplear cal apagada (hidróxido de cal) o productos encalantes derivados de las algas marinas, la dosis recomendable sería aproximadamente la mitad de 1000 a 1500 kg/ha.

Conviene que sean enriquecidas en magnesio. Con posterioridad, se deben encalar periódicamente las fincas de tal manera que el pH vaya aumentado progresivamente. No es necesario hacer grandes aportaciones de cal de una única vez, como se recomendaba en los años 60 y 70 del siglo pasado, pues es económicamente muy costoso y los beneficios desde el punto de vista agronómico son escasos e incluso contraproducentes.

Traballos de recuperación dos tocosns dun piñeiral recuperado para pradeira en A Pastoriza_SGFP

Trabajos de recuperación de los tocones de un pinar recuperado para pradera en A Pastoriza. Autor: SGPF

El abonado:
Los terrenos abandonados, en general son pobres en fósforo (P) y muy variables en el contenido en potasio (K). Restaurar la fertilidad es imprescindible de cara a la implantación de cualquier tipo de praderas. En determinados casos también pueden existir carencias de determinados microelementos (Mn, Mb, S, etc…).

Como abonado de fondo en terrenos de monte, se considera que la distribución de 400-600 kg/ha de un abono complejo del tipo del 8-24-16 o similar es suficiente para lograr la correcta implantación de la pradera. En situaciones más complejas se pueden emplear superfosfatos de cal, en sus diversos planteamientos y cloruro o sulfato de potasa (muchos suelos gallegos ya son ricos en potasio de forma natural).

En el caso de la producción ecológica sólo se permiten los abonos orgánicos o los procedentes de las rocas molidas, fosfóricas o potásicas (estas son insolubles de forma natural). Además, existen preparaciones específicas para la producción ecológica.

Uso de abonos orgánicos y lodos de depuradoras

El abonado también se puede realizar con aportes orgánicos (purines y estiércoles), aunque generalmente no están disponibles en cantidades suficientes en la propia explotación, en caso de que en la zona existan granjas intensivas de aves o de porcino, los purines y estiércoles que producen, son un buen fertilizante, pero pueden tener el inconveniente del coste del transporte. Los lodos de depuradora tienen un alto valor fertilizante, son baratos, pero es preciso tener autorización para su aplicación y no está permitido su uso cuando se pretende percibir las ayudas relativas al clima y al medio ambiente.

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