“Hay que asumir que tenemos que convivir con el lobo y que va a dar problemas”

Luis Llaneza, el biólogo que realizó el último censo de la especie en Galicia, defiende la necesidad de que ganaderos y conservacionistas eviten la polarización de sus posturas sobre el lobo para buscar un entendimiento

“Hay que asumir que tenemos que convivir con el lobo y que va a dar problemas”

Luis Llaneza, en una charla del grupo O Xan en Muras (Lugo). / Imagen: O Xan.

El biólogo Luis Llaneza lleva más de dos décadas estudiando el lobo en Galicia. De su equipo de trabajo es el último censo del lobo en la comunidad, que estima que hay alrededor de 90 manadas repartidas casi por todo el territorio y que representan alrededor de 700-800 ejemplares.

De manera paralela a su trabajo científico, Llaneza participa en el grupo O Xan, una iniciativa que ha implicado a colectivos tan diversos como cazadores, ganaderos, ecologistas e investigadores con un propósito común: dialogar sobre el lobo para reducir la conflictividad. Este viernes tienen una nueva jornada de trabajo en Piornedo (Cervantes, Lugo).

¿Cómo valora la situación de conflictividad que se vive con el lobo?
– La conflictividad social en la zona noroeste es importante. Estoy notando en los últimos años que cada vez es más patente. Esa conflictividade social siempre la hubo, tanto por la competencia que supone el lobo por las especies cinegéticas para los cazadores como, sobre todo, por los daños sobre la ganadería. Es un conflicto que debe entenderse de manera normal, ya que el ganado es la forma de vida de mucha gente. El ser humano inventó el pastoreo para defender el ganado de los grandes carnívoros y desde el Neolítico perseguimos y arrasamos a los grandes carnívoros en muchas partes del mundo. En España, el lobo también estuvo muy cerca de la extinción.

En la actualidad, las poblaciones de lobo llevan años en expansión, volviendo a territorios en los que habían desaparecido. ¿Puede ser este un motivo del aumento de la conflictividad?
– Es cierto que el lobo está recuperando áreas de distribución, como puede ser en España el País Vasco o sur de Castilla y León, parte de Castilla – La Mancha (Guadalajara) y Madrid, y cuando el lobo vuelve a un territorio va a causar daños y generar conflicto. También hay áreas de tradicional presencia de la especie, como puede ser Picos de Europa, en Asturias, donde existe un conflicto alto. En Galicia, con un alto número de lobos, hay una mayor paz social, aunque también existen problemas.

«Con el lobo entran en juego las emociones y se están polarizando las posiciones. Es necesario ponerse en el lugar del otro»

En relación a la conflictividad que genera el lobo, la cuestión es que estamos en el siglo XXI y desde hace décadas tenemos una demanda social clara de conservación de la especie. Por tanto, hay que asumir que tendremos que convivir con los grandes carnívoros.

¿Que elementos considera claves para reducir la conflictividad social?
– Desde el punto de vista de la biología, cada vez sabemos más del lobo, pero en el aspecto social tenemos que trabajar mucho. La clave es que con el lobo entran en juego sentimientos y actitudes. Cuando a una persona le gustan los lobos, es lógico que quiera que no se maten. Si matan a un lobo, le duele. Pero si a un ganadero el lobo le está matando ovejas, piensa que es necesario un control de la especie. ‘¿Qué es eso de proteger al lobo?’, pensará.

¿Cree que hay posibilidades de entendimiento entre conservacionistas y ganaderos?
– Cada vez se polarizan más las posiciones y tengo la impresión de que cuesta trabajo entenderse. Es necesario ponerse en el lugar de la otra parte y partir de una base común, la de que hay que tener confianza en los datos y censos que aportamos desde la ciencia. ¿Está el lobo en expansión desde los años 80? Sí, nadie puede decir lo contrario. ¿Está causando daños en la ganadería? Por supuesto. Ahora bien, ¿es el lobo la causa del declive de la ganadería de montaña? Claramente no y no debe ser el chivo expiatorio.

«¿Es el lobo la causa del declive de la ganadería de montaña? Claramente no y no debe servir de chivo expiatorio»

Hay que convivir con los grandes carnívoros y van a surgir problemas, por lo que lo mejor es sentarse a hablar y avanzar en positivo. Carecemos de varitas mágicas para afrontar el conflicto, no hay soluciones de la noche a la mañana.

Desde el grupo O Xan, en el que participas, se hace énfasis en la promoción de medidas preventivas para reducir los daños en la ganadería. ¿Son un elemento clave para minimizar la conflictividad?
– Los métodos de prevención son la línea a seguir en las zonas con problemas de daños, pero hay que tener claro que no van a evitar el 100% de los daños. Lo que sí sabemos es que reducen la gravedad de las pérdidas. Si un rebaño de ovejas está vigilado por perros, el lobo podrá matar una o dos, pero no todo el rebaño.

En situaciones de daños reiterados, la caza del lobo se puede autorizar en Galicia, si bien no es un recurso muy empleado. ¿Crees que los controles por daños pueden reducir los problemas?
– Hay un debate, no sólo social, sino también científico, sobre esta cuestión. ¿Cuál es el efecto de los controles sobre los daños que causan los lobos en la ganadería? Pues hay estudios incluso contradictorios. Probablemente necesitemos información de más calidad. No hay una relación contrastada entre controles y reducción o aumento de daños declarados,. Hay que ser prudentes y cautos.

«No hay una relación contrastada entre controles al lobo y aumento o reducción de daños a la ganadería. Hay que ser cautos»

Recuerdo que una persona que fue guarda mayor de la Reserva de Caza de la Culebra, en Zamora, Manuel Gallego, que es un referente de la defensa del lobo, contaba hace años en un libro como hacía descastes y abatía ejemplares para tratar de reducir la conflictividad. Él mantenía que si no hiciera eso, el lobo llegaría a desaparecer de la sierra de la Culebra por el furtivismo.
– Ese tipo de relaciones son en las que los científicos no debemos caer. Los controles se hacen porque una parte de la sociedad los demanda, pero a otra parte no le gustan. A la ciencia le corresponde determinar la eficacia o ineficacia de los controles.

En todo esto, entran las emociones. Tenemos una sociedad eminentemente urbana que reacciona a la caza del lobo, pero también tiene que contar lo que opina la gente que vive en el rural. El lobo en la actualidad no representa un problema de conservación, como sí puede representar el urogallo, el lince o el desmán de los pirineos, aunque sí hay que seguirle prestando atención.

«Tenemos una sociedad urbana que reacciona contra la caza del lobo, pero también hay que tener en cuenta la opinión de quien vive en el rural»

La ciencia tiene que apuntalar el conocimiento para que las Administraciones puedan tomar decisiones de gestión. En determinadas zonas con daños reiterados, en base al conocimiento que tengamos, es probable que se pueda determinar que son necesarios controles. Pero insisto, el conocimiento tiene que ser bueno y demostrable.

Decías antes que en Galicia hay una mayor paz social que en otras zonas, pero sí hubo problemas puntuales entre conservacionistas y cazadores en casos como una batida por daños en Friol. También hay una conflictividad oculta, la del furtivismo.
– El furtivismo existe incluso en Portugal, donde el lobo es una especie protegida. Es un problema enorme que hay que tratar de erradicar. Es ilegal y poco más hay que decir. En cuanto a los conflictos en batidas por daños, son entendibles. Hablamos de sentimientos y de emociones, pero hay que tratar de buscar un entendimiento. Los procesos de participación pública son claves.

“Los mitos sobre el lobo se deben a la falta de conocimiento”

Escucharías muchas veces en el rural la historia de que los lobos los suelta la Administración en base a argumentos como que los lobos de ahora son distintos a los de antes porque se acercan más a las casas. ¿Qué piensas cuando escuchas estas cuestiones?
– Pues que falta conocimiento, que no divulgamos y explicamos lo suficiente. Hay un problema, conocemos mucho de los lobos a nivel científico, pero se divulga poco. Nadie responde a esas historias y se generan bulos, que además hoy en día tienen el amplificador de las redes sociales.

En los estudios que habéis hecho tú y tu equipo, comprobasteis como en muchas partes de Galicia el caballo constituye un elemento clave en la dieta del lobo. La reducción de caballos que está habiendo en el monte, ¿puede representar una amenaza de más daños para la ganadería?
– En primer lugar, hay que pensar que los caballos tienen un dueño, son propiedad de alguien, aunque en la actualidad no tengan un gran valor económico. Que el lobo mate potros en lugar de becerros se puede interpretar como una medida atenuadora (los potros tienen menos valor económico que los terneros), pero hay que pensar en distintos escenarios. ¿Qué sucede si en un futuro la carne de potro se pone de moda y tiene más valor? Volvemos a lo de siempre, hay que aprender a convivir.

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