Ganadería Doval, Cachenas y Rubias Gallegas que trabajan en la prevención de incendios en el Candán

Manuel Doval apostó hace 5 años por la cría de vacas en extensivo en los montes de Zobra (Lalín). Comenzó con Rubia Gallega y poco a poco fue incorporando las Cachenas, que ahora son mayoría. Hoy tiene 70 cabezas de esta raza autóctona y va camino de los 100 animales

Ganadería Doval, Cachenas y Rubias Gallegas que trabajan en la prevención de incendios en el Candán

Manuel Doval, con algunas de las vacas y terneros de su rebaño de Cachenas.

Hace 5 años que Manuel Doval cambió las obras en las autopistas por las cachenas. Cuando el trabajo comenzó a escasear en este sector, Manuel decidió apostar por la cría de vacas en extensivo en los montes de Zobra, en la Sierra del Candán, en el ayuntamiento pontevedrés de Lalín, su aldea natal.»Esta es otra vida totalmente diferente», valora.

Comenzó con Rubia Gallega para después pasarse a las Cachenas, que hoy son mayoría en su rebaño. «Quería empezar ya con las Cachenas pero la inversión era muy grande y decidí ir poco a poco, por lo que opté por comprar primero Rubia Gallega», explica el ganadero. Hoy cuenta con unas 20 vacas de esta raza y unas 70 cachenas.

Decidió empezar con la cría de Rubia Gallega y poco a poco ir incorporando Cachenas

Mientras las vacas de Rubia Gallega pastan en los prados más próximos a la vivienda, las cachenas las tiene en el monte casi todo el día y sólo en determinadas temporadas, cuando los terneros son muy pequeños, vuelven al establo que les tiene en una de las fincas en propiedad.

«Los terneros no quiero que estén en el monte porque tengo mucho riesgo de perderlos y los dejo en este terreno cercado. Mientras los terneros son muy pequeños, las vacas vuelven junto a ellos por la noche», explica. El ganadero apunta a que es una manera de evitar pérdidas por el lobo.

Los terneros permanecen en una finca de monte cerrada.

Entre monte y praderas

Los terneros permanecen en una parcela de una hectárea cerrada en el monte, donde cuenta con cuadras pensadas, sobre todo, para los becerros. Esta parcela es también donde reúne a las vacas cuando tiene que hacer el saneamiento. «Aquí tienen sombra y fresco en verano y es un sitio muy abrigoso en invierno», comenta el ganadero.

El resto del rebaño de las cachenas se reparten por unas 40 hectáreas de monte vecinal en mano común. «Yo necesitaba monte por donde tener el rebaño y las vacas contribuyen a mantener el monte limpio y trabajar en la prevención de fuegos», destaca Manuel.

Dispone de unas 40 hectáreas de monte vecinal en mancomún, cedidas por la comunidad de montes, donde tiene las cachenas

De hecho, la Comunidad de Montes se encargó de desbrozar parte de esta superficie para facilitar que crezca el pasto. «Ellos le dieron la primera vuelta para triturar los tojos y retamas que había y ahora yo le voy dando cada poco porque sino el tojo vuelve a aparecer», señala Manuel.

Junto con las fincas de monte, Manuel tiene en propiedad alrededor de unas 15 hectáreas de pradera en Zobra donde suele pastar y pasar el día el rebaño de las vacas rubias. «Las cachenas las dejo en el monte pero las rubias van al prado todos los días y me quitan más tiempo», reconoce. Ahora está pendiente de cerrar buena parte de las fincas que tiene próximas a la casa y en la que pastan las vacas rubias, debido a los daños del jabalí. «Se hacen necesarias más ayudas por los problemas que nos está causando el jabalí en los prados y que nos obliga a cerrarlos», lamenta.

Además, en la parroquia vecina de Vilatuxe tiene alquiladas otras 20 hectáreas. En estos prados es donde produce buena parte de los forrajes, tanto de silo de hierba como de hierba seca, para alimentar el ganado. «Si no fuese por las tierras de Vilatuxe no tendría manera de producir los forrajes para tanta vaca», apunta.

Parte del rebaño de cachenas que Manuel tiene en el monte.

Los comienzos fueron difíciles

Aunque los comienzos suelen ser difíciles en todos los campos, Manuel tuvo en estos primeros tiempos importantes bajas en su ganadería. «De no ser por las bajas, ahora estaría ya en las 100 cachenas», comenta.

En los primeros años se le murieron 20 vacas, 5 de ellas a causa de un rayo

Una de las compras de animales que hizo fue de 35 cachenas y de ellas sólo le quedaron 15, además de perder algunas de las vacas que ya tenía en el rebaño. «No sé si fue que no se adaptaron bien en la finca en la que estuvieron al principio o si ya venían con algún virus», comenta el ganadero.

Entre esas bajas, en una sola jornada perdió 5 animales. «En ese caso me dijeron que había sido un rayo lo que las había matado», recuerda. «Entonces pensé que como siguiera así no me iba a quedar ninguna vaca. Ahora, llevo 2 años sin bajas», indica Manuel.

Su rebaño procede de distintos puntos de Galicia. Algunos de los ejemplares los compró en Ortigueira, otros en O Vicedo y buena parte de ellas a una ganadería de una parroquia vecina, a la que le adquirió la totalidad de los animales que tenía.

Mientras los terneros son muy jóvenes, las vacas regresan por la noche al establo.

Pese a que a estas vacas, caracterizadas por su pequeño tamaño y gran cornamenta, se les suele atribuir un carácter bravo, Manuel tiene muchos ejemplares bastantes dóciles, aunque estén todo el día en el monte. El ganadero también reconoce que «algunas son más bravas y en cuanto escuchan una voz que no les resulta familiar ya escapan», indica.

En estos montes de la Sierra del Candán, Manuel cuenta con otra dificultad añadida: las minas que aún quedan de un pasado en el que se extrajo el estaño en la zona. En la finca que tiene cerrada tiene dos pequeños agujeros llevan a estas minas. «Por el momento solo me cayó una vaca una vez en una, el resto no se meten a ellas», recuerda.

Venta directa

En estos primeros tiempos, la ganadería está vendiendo sobre todo los terneros machos y cría las novillas que puede para ir incrementando el rebaño. «Todas no las puedo criar porque si no vendes animales, no consigues mantener la ganadería», precisa Manuel.

Comercializa directamete los becerros una vez que tienen alrededor de 8 meses, con unos 110 -115 kilos en canal, que sacrifica y prepara en un matadero y una carnicería próximos. Los terneros los cría a base de la leche que maman, pienso y hierba seca.

La mayoría de sus clientes, por el el momento, son particulares de la zona o clientes que lo conocieron a través del boca a boca. Además, algunos de los becerros son parte del pago por el alquiler de las tierras de los vecinos.

Reconoce que, por el momento, puede aguantar al combinar la venta de la carne con los pagos que recibe por criar raza autóctona. «Si no fuese por las subvenciones está muy complicado comenzar con estas ganaderías y más aún siendo solo uno», comenta el ganadero, que vende el kilo de la cachena a un precio medio de 5 euros.

Manuel quiere convencer a otros ganaderos del lugar para criar ganado de manera extensiva y de forma conjunta

De hecho, Manuel ya intentó persuadir a otros ganaderos de la zona para crear una ganadería en extensivo conjunta, aprovechando los montes vecinales en mano común que pueda cederles la comunidad de montes y contar con un rebaño de vacas de mayor tamaño. «Para mí era la manera de poder ser más competitivos y al mismo tiempo conseguir que el monte no se nos metiera en las casas», comenta el ganadero.

Pero, por ahora, no consiguió el apoyo del resto de ganaderos. En la actualidad, en esta pequeña aldea de la Sierra del Candán apenas quedan media docena de ganaderías de vacuno pequeño tamaño.

Una idea sobre “Ganadería Doval, Cachenas y Rubias Gallegas que trabajan en la prevención de incendios en el Candán

  1. Serodio

    Unha forma de evitar o crecemento de toxos é pór no monte cabalos galegos. O cabalo galego prefire comer no toxo, é de moi baixo mantemento e aínda por riba o lobo prefire depredar ao cabalo antes que ás vacas, así que tamén protexe o gando contra o lobo.

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