¿Cómo pueden influir los acuerdos de la Unión Europea con Mercosur y EE. UU. en el vacuno de carne?

Recogemos las valoraciones desde el sector tras los últimos acuerdos sellados en la UE con los que se variarán las exportaciones de carne que llegarán a Europa procedente de estos países. Preocupa el impacto en las ventas de carne pero también la competencia desleal que pueda suponer para los productores europeos

¿Cómo pueden influir los acuerdos de la Unión Europea con Mercosur y EE. UU. en el vacuno de carne?

El reciente acuerdo comercial de la Unión Europea con Mercosur, sellado a finales del pasado mes de junio, después de 20 de años de negociaciones, hizo saltar la preocupación en el sector del vacuno de carne europeo, que se ve como uno de los grandes perjudicados. El acuerdo permitirá las exportaciones a Europa de 99.000 toneladas de carne de vacuno procedente de los países de lationamérica. Las mayores desconfianzas desde el sector cárnico europeo se centran en las condiciones con las que llegará esta carne al mercado europeo, que tampoco atraviesa su mejor momento en cuanto a consumos se refiere.

La preocupación se incrementó después de que la Unión Europea haya firmado a principios de agosto otro convenio por el que EE. UU. pasa a gestionar el 80% de la cuota de exportaciones de carne de vacuno, unas 35.000 toneladas de las 45.000 que entrarán en Europa en los próximos 7 años correspondientes al contingente arancelario de carne sin hormonas. Aunque en este caso no se incrementará la cuota total ya existente, la mayor presencia de los Estados Unidos en el mercado europeo también hace prever consecuencias directas dada la propia idiosincrasia del sector estadounidense.

Los productores de vacuno de carne se sienten como moneda de cambio del acuerdo económico de Mercosur

Las principales asociaciones ganaderas europeas mostraron ya en los primeros días su preocupación y los recelos al acuerdo al sentir que «fuimos empleados por los negociadores europeos como moneda de cambio», como recrimina Matilde Moro, gerente nacional de la Asociación Española de Productores de Vacuno de Carne (Asoprovac). «Los ganaderos volvieron a ser sacrificados para favorecer los intereses de otros sectores», recriminan desde la Coordinadora de Organización de Agricultores y Ganaderos (Coag). La opinión generalizada de los expertos, que coinciden en señalar que los sectores más beneficiarios serán el automóvil, en el bloque europeo, y la agricultura y la ganadería, en la parte sudamericana; afianzan las desconfianzas de los productores de vacuno de carne europeos.

Los acuerdos en cifras

A la hora de estimar el impacto que estos acuerdos tendrán para los ganaderos europeos y para el sector es fundamental asimilar lo que supondrán en cifras. Actualmente, la UE ya importa 340.000 toneladas anuales de carne de vacuno, de las cuales más del 75% procede de los países de Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela). Esas 99.000 toneladas suponen un 30% del actualmente importado.

En España, los últimos datos hechos públicos por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación muestran que en el 2018 el volumen de importaciones de carne, tanto fresca como congelada, ascendió a 124.389 toneladas, de las que 109.534 procedían de la Unión Europea y las 14.855 restantes habían llegado de terceros países. La cifra se incrementa hasta las 233.185 toneladas si se incluyen todo tipo de productos cárnicos.

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Importaciones en España en el sector da carne de vacuno en 2018. // Fuente: Ministerio de Agricultura.

La carne que se exportará desde Mercosur y EE. UU. son piezas comerciales con un alto valor, destinadas a la restauración

Además, la carne que se exportará a Europa desde Mercosur y EE. UU. «son piezas con un alto valor comercial como el solomillo o el lomo y que se destinarán principalmente al sector de la restauración, donde no existe prácticamente diferenciación por lo que resulta muy complicado competir, haciendo un daño muy específico al sector europeo», sentencian desde Asoprovac.

Las dificultades para que el consumidor final llegue a diferenciar con claridad la carne llegada de estos países de la producida es también uno de los mayores temores que tienen desde Ternera Gallega. «Esperamos que no se juegue con el etiquetado del producto, y que el consumidor sepa en todo momento de donde procede la carne. En Europa el etiquetado aún es muy mejorable, se consiguió que se identifique el país de origen pero aún se debería especificar más dadas las diferencias que hay en la crianza de unas regiones a otras», apunta el presidente del Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida Ternera Gallega, Jesús González Vázquez. «En Ternera Gallega trabajamos por ofrecer una carne de calidad y con garantías, y esperamos que el consumidor siga valorando este trabajo», concreta González.

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Competir en desigualdad

Al margen de lo que supondrá el incremento del volumen de carne que entrará en Europa, una de las mayores preocupaciones para los productores es «el reto de competir con carnes con unos estándares muy diferentes de bienestar animal, medioambiental y de salud pública que las hacen mucho más competitivas», indica Matilde Moro. Las estimaciones que manejan desde Asoprovac apuntan a que la diferencia de estándares frente a los países de Mercosur genera un sobrecosto de al menos el 97% para los productores europeos.

La Comisión Europea asegura que la carne de estos países deberá cumplir unos estándares idénticos con los que ahora se le están exigiendo a los ganaderos europeos, sin embargo, las asociaciones de productores muestran sus dudas al respeto. «Resulta difícil creer que los productores de estos países cumplan con las mismas garantías cuando, por ejemplo, el bienestar animal y el mediambiente a nivel granja apenas están legislados en países como Brasil», apuntan desde Asoprovac.

«Está en juego nuestro modelo de producción que cumple con los más elevados estándares de calidad del mundo y las exigentes normas europeas de medio ambiente y bienestar animal», sentencia Miguel Blanco, secretario general de Coag. «En este marco de acuerdos internacionales precisamos asegurar que el sector cárnico europeo compita en iguales condiciones, que las reglas sean las mismas para todos», reclama Javier López, director de la Interprofesional de Vacuno de Carne (Provacuno).

Producir la carne bajo los estándares de calidad europeos cuesta un 97% más que la que procede de Mercosur

Solo el año pasado, los países de Mercosur generaron un cuarto de la producción mundial de carne de vacuno y se sitúan entre los 10 primeros exportadores del mundo. «Son grandes productores y tremendamente competitivos ya que tienen acceso a tecnologías y productos, en muchas ocasiones, prohibidas en la UE», reconocen desde Asoprovac. Tal es así que la carne de vacuno producida en Mercosur es sistemáticamente más barata que en la UE a su entrada en matadeiro, hasta un 40% de promedio segundo los datos del 2018.

Las propias características del sector de vacuno de estos países hacen que sean mucho más competitivas que las ganaderías españolas o gallegas, con un carácter más atomizado y familiar. En países como Brasil la tónica dominante en el sector son las grandes empresas ganaderas muy superiores en tamaño, a lo que se suma disponer de las mayores empresas cárnicas del mundo, lo que le confiere fortaleza al sector.

La situación es similar cuando se analiza a los Estados Unidos, que ocupa uno de los principales puesto en el mercado mundial: primeros productores, cuartos exportadores y también primeros importadores del mundo. «Su competitividad está basada en la optimización de costos de los sistemas de producción al ancho de la cadena así como a una impecable adecuación de la oferta a la demanda y la dimensión de sus grupos cárnicos», analizan desde Asoprovac.

Los productores recriminan que el Modelo Europeo de producción implica unos elevados costos que no se le exigen a terceros países

En el caso de la carne procedente de EE. UU. el acuerdo se centra en la cría sin hormonas, que genera un sobrecosto para la cadena americana con respecto a otros mercados, pero aun así hay una amplia lista de diferencias de un modelo de producción a otro que no sólo se resume en los animales criados con o sin hormonas.

«El denominado modelo Europeo de Producción impone a los productores exigencias que se traducen en elevados costes de producción animal, que suelen no ser exigibles a países terceros», detalla Matilde Moro. «Este acuerdo sigue la misma pauta de otras negociaciones con los Estados Unidos, donde ya se hicieron concesiones tan significativas como permitir el empleo del ácido láctico para desinfección de canales», recrimina Miguel Blanco.

Además, en el caso de los Estados Unidos, la competencia de su industria en el mercado europeo parece estar asegurada ya que cuenta con un sistema «mucho más racional y de fácil aplicación que permite optimizar los costes de la cadena y habilitar formas organizativas modulables ajustadas a los mercados de destino mientras que la legislación europea es mucho más encorsetada», explican desde Asoprovac.

En plena fase de merma del consumo

Los acuerdos llegan en un momento en el que el sector acusa una contrición del consumo, con una reducción estimada de entre el 6 y el 10% en los últimos años. «En un contexto de descenso paulatino del consumo europeo de carne de vacuno, no parece que tenga mucho sentido que se flexibilice la entrada de la misma desde terceros países», coinciden en señalar tanto desde Asoprovac como desde la IGP Ternera Gallega.

Las estimaciones apuntan a que podría producirse una fuerte caída de los precios de la carne de vacuno de entre el 8% y el 16%

A esto se añade que la propia Comisión reconoció ya en un informe publicado en el 2016 que el volumen adicional de las importaciones de vacuno de la UE crea una presión directa a la baja sobre los precios de los productores europeos. Así, desde el sector se estima que podría producirse una fuerte caída de los precios de entre el 8% y el 16%.

En este sentido y dado que se trata de una contrapartida para un sector frente a otros intereses económicos, desde distintas entidades apuntan a que se puedan conceder ayudas compensatorias a los productores. «No somos muy partidarios de las ayudas, ya que los sectores deben ser solventes y competitivos, pero habrá que buscar la manera de que los ganaderos de vacuno de carne no salgan perjudicados», apuntan desde Ternera Gallega.

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