Bienestar animal en explotaciones: el sentido común hecho legislación

Artículo de Carmen Calvo, investigadora del Departamento de Producciones Animales del Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo-Instituto Galego da Calidade Agroalimentaria. Asegura que "producir sin tener en cuenta el bienestar animal es caro".

Bienestar animal en explotaciones: el sentido común hecho legislación

Vacas en SAT Cives, un referente en bienestar animal.

Las bases legislativas actuales del bienestar animal arrancan en el año 1998, con la publicación de la Directiva 1998/58. Los principios en los que se basa esta directiva incluyen aspectos relacionados con el suministro de comida y agua, instalaciones y cuidados adecuados a las necesidades fisiológicas y etológicas de los animales. Los legisladores también tuvieron en cuenta que esto no fuese un esquema rígido, sino que deja la puerta abierta a modificaciones basadas en la experiencia adquirida y en los nuevos conocimientos científicos.

Esta directiva, tiene su reflejo en la legislación nacional a través del Real Decreto 348/2000 y legislación posterior, que abarca temas tan variados como las instalaciones, la sanidad animal, y aspectos relacionados con el transporte y el sacrificio.

Toda esta serie de normas no tiene más función que la de darnos unas líneas mínimas de actuación que nos permitan uniformizar criterios y formas de afrontar las diversas situaciones que se presentan en el día a día de las explotaciones ganaderas, como pueden ser la sanidad, bioseguridad, instalaciones …

«Producir sin tener en cuenta el bienestar animal es caro»

Tratando de ver mas allá de lo que expresamente nos pide la legislación, hay dos consideraciones fundamentales en el bienestar animal que ayudan a entender el porqué de la normativa: una de ellas estaría relacionada con el aspecto ético de la producción ganadera y la otra con el económico. El consumidor de hoy en día quiere tener en su mesa alimentos sanos, pero también es cierto que nadie quiere ser «responsable» de la obtención de alimentos a costa del sufrimiento innecesario y gratuito de otros

El otro punto citado es el económico, ya que producir sin tener en cuenta el bienestar animal es caro. Esto puede entenderse fácilmente si pensamos en animales con problemas reproductivos que pueden suponer pérdida de parideras, o en procesos que provocan atrasos en el crecimiento; o también, en el caso de los mataderos, las pérdidas por decomisos.

Por todo esto, en el amplio campo que abarca el bienestar animal tenemos una serie de aspectos fundamentales que debemos manejar y conocer, como son: el comportamiento de las distintas especies de renta, las instalaciones más adecuadas a nuestro sistema de producción, los programas sanitarios que deberíamos aplicar, la racionalización en el uso de los medicamentos, y todo lo relativo a la trazabilidad que nos ayuda a garantizar la obtención de alimentos.

El consumidor debe tener la garantía de que los alimentos que consume son producidos de la manera adecuada. Esta garantía puede tenerse gracias a que todo debe quedar registrado, siendo la administración la encargada de vigilar el cumplimiento de la legislación a través de las distintas inspecciones que se realizan en la cadena alimentaria y que garantizan los aspectos éticos y económicos de la producción animal.

El comportamiento

La etología es la ciencia que, en el caso que nos ocupa, estudia las pautas de conducta de cada especie animal. Aunque hay diferencias individuales entre los comportamientos de los integrantes de un rebaño, es decir hay animales que no responden a la generalidad y que son de manejo difícil y peligrosos, hay una serie de conocimientos básicos y generales con los que todo ganadero debe estar familiarizado para poder optimizar los recursos de los que dispone.

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Camas amplas e en número suficiente

El comportamiento está íntimamente relacionado con la fisiología y anatomía de cada especie, por eso, el conocimiento del funcionamiento, de la organización y estructura del cuerpo de los animales ayuda a entender, en ocasiones, las pautas de su conducta. Por ejemplo, en el caso de los bovinos, en situaciones en las que los animales son libres de expresar su comportamiento natural es fácil observar que después de pastar pasan mucho tiempo tumbados sobre el pecho mientras rumian. No es habitual ver las vacas tumbadas de costado en sus períodos de descanso. Esto se debe a que la rumia se desarrolla más fácilmente si el animal está tumbado sobre el esternón que en decúbito lateral.

¿Cómo funciona el campo de visión de los bovinos?

Otro ejemplo de adaptación fisiológica y de comportamiento, se observa en relación al campo de visión de las distintas especies: los animales susceptibles de ser presas de los carnívoros, como es el caso de los rumiantes, tienen una disposición anatómica de los ojos que los dota de un campo de visión más amplio que el de los carnívoros. Los rumiantes no poseen un campo de visión binocular grande, es decir, el campo de visión en el que ven en profundidad es pequeño, no obstante tienen un amplio espacio en el que pueden percibir el movimiento. Esta adaptación en su anatomía les dio, en su momento, una ventaja a la hora de detectar la presencia de depredadores y poder huir ante un posible ataque.

A día de hoy, y en relación con el manejo, saber como es el campo de visión de estos animales nos permitió llegar a determinar el punto de balance, con respecto al observador, que determina el sentido en el que una res se mueve. De esta manera, una persona que se acerque desde detrás del punto de balance (situado más o menos a la altura del lomo en los vacunos) hace que una vaca vaya hacia adelante, mientras que si se acerca al animal desde delante de este punto, hará que el animal retroceda.

La aplicación práctica de saber cuáles son el punto de balance y la distancia de seguridad del animal facilitan que el rebaño vaya en la dirección que queremos que avance.

Comprender las pautas de comportamiento podría ayudarnos a manejar un lote de animales para disminuir los problemas de jerarquía que dan lugar a peleas y generan estrés. Algo tan sencillo, en apariencia, como hacer un buen loteado del ganado que va a entrar en un sistema de producción, como en el caso del cebo, permite adaptar recursos como el espacio, la alimentación y el suministro de agua, por poner un ejemplo evidente.

«Debemos mantener un comportamiento firme y tranquilo, respetando los tiempos de los animales que queremos manejar»

Es importante conocer que algunas especies son más susceptibles al estrés causado por una temperatura inadecuada, como es el caso de los pollos y de los cerdos. Así, por ejemplo, recomendara que los cerdos dispongan de sistemas de pulverización de agua en el transporte que permitan disminuir las muertes debidas al estrés por calor.

Saber que la mayoría de los animales oyen en frecuencias mas altas que los seres humanos, hace entendible el hecho de que se asusten mucho ante situaciones que generan sonidos que nosotros podemos llegar a no percibir.

Otro aspecto fundamental es nuestro comportamiento con ellos. A pesar de que siempre hay excepciones, de una manera general, los animales aprenden a partir del manejo que les damos. Hay diferentes estudios, entre ellos los de Temple Grandin, que habla de que los animales sometidos a un manejo rudo son más asustadizos. Debemos mantener un comportamiento firme y tranquilo, respetando los tiempos de los animales que queremos manejar, para evitar provocar miedo en ellos. Un animal estresado estará pendiente de nosotros y las dos opciones de comportamiento más probables que tiene son las de atacar o huir. Cualquiera de ellas generará problemas.

Las instalaciones y la bioseguridad

El buen diseño de las instalaciones de una explotación puede facilitar mucho el manejo y prevenir la entrada y difusión de enfermedades.

Las instalaciones relacionadas con la bioseguridad, como los vados sanitarios, son la primera barrera física que tenemos frente a la entrada de enfermedades en la granja. Conseguir que disminuya al mínimo necesario las entradas de vehículos y personal en las explotaciones expone nuestros animales a menos agentes biológicos que pueden ser transportados en los vehículos, calzado, etc. de los visitantes.

Relacionado con esto, es importante llevar un control de aquellas personas que visitan nuestras granjas (camiones de la leche, del pienso, de recogida de animales, veterinario… ).

«Un buen diseño del suelo, de las camas o de los parques reduce el estrés y las patologías podales y favorece el crecimiento»

La existencia de lugares donde puedan aislarse animales enfermos ayuda tanto a la hora de administrar tratamientos, como de minimizar los riesgos de contagio. Las mangas de manejo también facilitan la toma de muestras, disminuyen el riesgo de accidentes,…

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Se debe evitar que los animales compitan por la comida

La disposición de un número de comederos y bebederos suficiente, con la longitud, anchura y altura adecuada, facilita el acceso de los animales al alimento y a la bebida y minimiza el riesgo de peleas.

Un buen diseño del suelo, de las camas o de los parques, facilita que los animales expresen sus comportamientos naturales, minimizando el estrés, la aparición de patologías podales y favorece los ritmos de crecimiento.

Un animal con dificultades para desplazarse, tiene menos oportunidades para alimentarse de la misma manera que sus compañeros: puede ser reacio al movimiento, es el último en llegar al comedero, etc.

Una prueba de como el bienestar animal afecta al crecimiento

Las patologías que afectan a las extremidades se encuentran en todo tipo de explotaciones, aunque puedan tener más frecuencia en las de tipo intensivo por la influencia que tiene el estado y diseño de las instalaciones (tipo de suelo, tipo de material de la cama, estado de limpieza y desinfección …).

Sin ánimo de realizar un estudio en profundidad, sino con la simple observación de los datos de control obtenidos de manera habitual en nuestro rebaño, pudimos comprobar como la aparición de una herida en una pata afectó al ritmo de crecimiento en una ternera.

Para realizar los distintos estudios, y con el fin de calcular las ganancias medias de los animales del rebaño de Rubia Gallega, en el Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo (CIAM) anotamos mensualmente los pesos de los becerros y de sus madres.

En este caso, una de las terneras cuando tenía dos meses y medio de edad, se lastimó en una pata de delante, de manera que no la apoyaba y tenía muchos problemas para seguir los desplazamientos del resto del rebaño. Debido a esto, se separaron tanto ella como la madre con el fin de facilitar su tratamiento y recuperación.

Para comprobar como la lesión afectó a su ganancia de peso y como iba evolucionando en la recuperación, comparamos los datos de peso recogidos cada mes con los de una compañera de rebaño. Esta compañera era hija de una vaca con un peso y conformación similares a la madre de la becerra enferma y ambas terneras también nacieron en las mismas fechas y tenían pesos y medidas al nacer similares.

Desde el nacimiento hasta los dos meses las dos reses llevaban ritmos de ganancia de peso muy parejos. Sin embargo, a partir del momento de la lesión, a los de los dos meses, y hasta los siete, los pesos recogidos mensualmente de la becerra enferma eran menores que los de la que estaba sana. Aproximadamente entre los siete y los ocho meses la becerra enferma tiene una ganancia de peso mayor que la sana que hace que se compense el menor ritmo de crecimiento de los meses anteriores.

«Un animal en un ambiente confortable aumenta la producción»

Esto nos permite ver que las pérdidas más importantes que podemos tener por una patología no son las que podemos percibir en el momento de la lesión, como el gasto veterinario (consulta y tratamiento), sino que hay que valorar el incremento de trabajo que supone el mantener el animal aislado durante el establecimiento de ese tratamiento, y sobre todo, el tiempo de recuperación total, que incluye tanto el de la recuperación de la lesión y de la funcionalidad de la extremidad como el del peso y conformación del animal.

Un animal que tiene sus recursos biológicos «ocupados» en la adaptación a situaciones estresantes, no los destina a la producción, de ahí que todo lo que facilite que los animales se mantengan en un ambiente confortable debería redundar en un aumento de las producciones.

Trazabilidad en la alimentación y administración de tratamientos.

La crisis de la BSE o enfermedad de las vacas locas puso de manifiesto la importancia del control de la alimentación animal. Un registro donde queden anotadas las materias primas que suministramos como alimento a nuestros animales garante la transparencia y trazabilidad, y ayuda a reforzar la idea de que los alimentos son sanos y seguros, permitiendo localizar y retirar del mercado en cualquier momento lotes defectuosos.

El mismo propósito cumple el registro de los tratamientos administrados el ganado. La anotación de estos datos permite el control de las sustancias administradas, del tiempo de administración y asegurar que se cumple el período de espera, minimizando el riesgo de aparición de residuos en la cadena alimentaria, y ayudando a realizar un buen uso de los medicamentos de uso veterinario.

Al mismo tiempo, hoy en día, existe una preocupación importante por el uso racional de los medicamentos administrados a los animales, debido a las resistencias a antibióticos detectadas, lo que pone en riesgo no sólo la salud de los animales sino también la humana.

Programas sanitarios

Uno de los aspectos fundamentales del rendimiento de una granja recae en el hecho de que el rebaño esté sano. Muchas enfermedades no son sólo importantes por las pérdidas directas que ocasionan sino también por los cuestes indirectos y efectos a largo plazo que tienen.

Algunas enfermedades como la Paratuberculosis, tienen un período de incubación largo (de años) y sus síntomas a veces se manifiestan de una manera tan discreta que puede que no se detecte la presencia de la enfermedad y, por lo tanto, se dejen de tomar las medidas adecuadas.

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Vacas de carne con sus terneros

Otra enfermedad, como la Diarrea Vírica Bovina (BVD) ocasiona pérdidas directas debido a la presencia de abortos o a la caída en la producción de la leche, que, relativamente, son fáciles de detectar y de cuantificar; pero hay otras consecuencias que nos pueden pasar más inadvertidas, como son la bajada en los índices de fertilidad del rebaño, y la predisposición a otros padecimientos por la bajada de las defensas del organismo

Controlar los movimientos de los animales, y pedir pruebas en origen es fundamental para prevenir la introducción de patologías en el establo. Los análisis en destino nos ayudan a tener pautas de actuación y tomar medidas para impedir la difusión de una enfermedad, pero, obviamente, si esto ocurre ya empezaría a tener pérdidas por la enfermedad introducida en la explotación.

 «Es fundamental controlar los movimientos de los animales, y pedir pruebas en origen para evitar la entrada de enfermedades»

Otro matiz importante dentro de la prevención, además de tener controlados los movimientos, es el uso de vacunas. Tener un buen plan de vacunación, nos ayuda a mejorar la rentabilidad de nuestras explotaciones no sólo por evitar costes directos del tratamiento de una enfermedad, sino también los indirectos, que son difíciles de evaluar, pero quizás más importantes que el simple coste de aplicación de un medicamento.

Lo peor que nos puede pasar es que en los «acostumbremos» a convivir con una enfermedad en el rebaño.

Otras enfermedades, como por ejemplo la Tuberculosis o la Brucelosis están sometidas a control y erradicación por la importancia que tienen en la salud humana, aparte de las repercusiones en las producción ganaderas.

Los programas sanitarios tienen siempre objetivos sanitarios mínimos que se pretender conseguir, dándonos pautas para controlar las patologías que afectan de una manera general a todas las explotaciones, pero tenemos que tener en cuenta nuestras producciones y cada ganadero debería adaptarse a los riesgos frente a los cuales está más expuesto por el tipo de manejo que realiza y establecer un plan sanitario acorde con su sistema productivo. Por ejemplo, en un cebadero pueden tener más importancia para el ganadero la vigilancia y control de los procesos diarreicos y respiratorios que para una explotación de vacas de leche donde los puntos críticos pueden ser las mamitis y procesos reproductivos y podales.

La trazabilidad en las producciones ganaderas

La trazabilidad de las producciones es la consecuencia y uno de los objetivos más importantes del cumplimiento de la normativa. Es lo que da confianza al consumidor, ya que garantiza que en cada uno de los pasos de la cadena alimentaria podamos saber qué animal, de qué granja y con lo que fue alimentado, y una vez sacrificado, qué procesos se le aplicaron a la carne y a otros productos obtenidos. En definitiva, asegurarnos que los alimentos se producen de una manera segura.

Todos estos aspectos reflejados en los puntos anteriores son el objetivo de las inspecciones de la condicionalidad, la herramienta con la que cuenta la administración para comprobar el grado de cumplimiento de la normativa.

En la base de la ley, y tal y como está indicado en la directiva 1998/58, está garantizar el desarrollo racional de la producción y facilitar la organización del mercado de los animales, indicando unas exigencias de las condiciones mínimas que se deberían cumplir en base a los conocimientos actuales.

Como conclusión, lo que se nos pide es que que conozcamos aquello con lo que trabajamos para obtener los máximos rendimientos y que minimicemos riesgos, para nosotros y para los que van a consumir los alimentos que producimos. Es decir, el sentido común traspuesto en la legislación, ni más ni menos.

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