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Xurxo Domínguez y David Sousa, apicultores en la Baixa Limia – Serra do Xurés, están experimentando en primera persona los efectos del cambio climático. Los últimos tres años tuvieron una sucesión de malas producciones por fenómenos meteorológicos extremos, un año por una helada primaveral que acabó con la flor, otro año por una sequía continuada y una tercera campaña por las lluvias continuas. La actual campaña apunta a una línea similar a los últimos años.
“Si una campaña decente en el interior, ya no digo buena, puedes coger al menos unos 25 kilos por colmena, en el 2016 estuvimos en unos 12 kilos, en el 2017 en unos 10 y en el 2018 en 12 kilos”, compara Xurxo Domínguez. Este año, las cosas pintan en la misma línea de las últimas cosechas. “La primavera no fue mala, pero en junio tenemos un tiempo revuelto que dificulta el pecoreo de las abejas y que hace que estén consumiendo las reservas acumuladas en primavera. En mi caso y en otros, incluso les tuvimos que poner alimentación extra para mantenerlas”, explica Xurxo.
«Desplazamos colmenas a un cultivo de manzanos en flor, que es una práctica que nos beneficia a nosotros y al productor de manzanas»
Tal sucesión de dificultades es achacada por los productores a factores ligados al cambio climático, como el descuadre de las floraciones con las épocas de pecoreo de las abejas o la mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos. Para analizar medidas de adaptación al cambio climático, tanto Xurxo Domínguez como David Sousa estuvieron participando en los últimos meses en el proyecto Apicambio, una iniciativa promovida por la Asociación Sectorial Forestal Galega (Asefoga) para diseñar medidas de mitigación en el sector.
Líneas de trabajo
Las estrategias que se barajan pasan por cambios de manejo que refuercen a las colmenas y les faciliten la labor a las abejas. Una posibilidad consiste en acometer pequeños desplazamientos de los colmenares en sincronía con la floración a determinadas altitudes o de cultivos concretos.
“Por ejemplo, estuvimos haciendo una prueba con una plantación de manzanos en flor. Es una vía de trabajo que nos beneficia tanto a los apicultores como en este caso al productor de manzanas, pues le facilitamos la polinización de los manzanos, lo que en principio debe repercutirle en una mayor y mejor producción”, valora Xurxo Domínguez, que participó en una rueda de prensa para presentar resultados del proyecto Apicambio. “En zonas del sur, como Almería, incluso se cobra por llevar las colmenas a los cultivos”, señala.
Jacobo Feijoo (Asefoga), a la izquierda, junto con los apicultores Xurxo Domínguez y David Sousa.
Otra línea de trabajo pasa por la mejora genética de los enjambres, con la selección de las reinas más idóneas. “Nos estamos enfocando a la selección de colmenas productivas pero que también se caractericen por la resistencia a enfermedades y por una menor enjambración”, subraya David Sousa.
Entre las enfermedades, una de las que más preocupa es la varroa, contra la que los productores estuvieron probando nuevos tratamientos, como la combinación de ácido oxálico con aceites esenciales de plantas aromáticas.
Hibernación de colmenas
De cara al futuro, frente a los retos del cambio climático, el proyecto Apicambio, apoyado por la Fundación Biodiversidad, propone desarrollar pruebas de hibernación de colmenas durante el otoño e invierno, de forma que se mejore la sanidad y fortaleza de los enjambres y además, se proteja a las colmenas de la predación otoñal de las avispas asiáticas. Es una posibilidad que los apicultores ven atractiva, pero serían precisas cámaras de almacenaje de las colmenas de un tamaño considerable, una cuestión por resolver.
