Los insecticidas neonicotinoides son un riesgo para las abejas, según el último informe que acaba de publicar la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), tras analizar 1.500 estudios científicos
El estudio publicado este miércoles concluye que tres polémicos insecticidas neonicotinoides —imidacloprid y clotianidina y tiametoxam— “en general” representan “un riesgo para las abejas silvestres [abejorro común y abeja solitaria] y las abejas melíferas”. Estos pesticidas, de uso frecuente en todo el mundo en cultivos de maíz, girasol, colza y algodón, están sometidos a restricciones en la UE desde 2013, en aplicación del principio de precaución. No obstante, hay importantes excepciones, lo que hace que los agricultores puedan echar mano de ellos tras la floración, en los cereales de invierno y en los invernaderos.
En todo caso, la EFSA también reconoce que los riesgos para las abejas “varían en función de factores como la especie de abeja, el uso previsto para el plaguicida y las diferentes rutas de exposición (a través de residuos en polen y néctar, por la dispersión del polvo durante la siembra de semillas tratadas o a través del consumo de agua)”. “Sin embargo, tomadas en conjunto, las conclusiones confirman que los neonicotinoides representan un riesgo para las abejas”, concluye.
Previsiblemente la Comisión Europea los prohibirá este año de forma más estricta
Ahora son los estados miembros y la Comisión Europea los que tendrán que tomar una decisión tras el dictamen de la EFSA. Precisamente en diciembre pasado estaba previsto que los estados miembros de la UE tomaran una decisión de prohibir o no definitivamente estos tres insecticidas neonicotinoides.
Sin embargo, ante el desacuerdo originado, los representantes de varios países solicitaron que la reunión se retrasara, en espera de que la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) se pronunciara en un informe sobre la nueva evaluación global de estos insecticidas.
Un grupo de países, capitaneados por el Reino Unido, Irlanda y Francia han señalado que respaldan una prohibición más estricta. Francia se muestra especialmente activa y tiene previsto su prohibición en el 2018, con algunas excepciones, con la vista puesta en la total eliminación en el 2020.