Hibernar colmenas, una alternativa para enfrentar la velutina y el cambio climático

El proyecto Apicambio, promovido por Asefoga, ha elaborado una guía con recomendaciones para la adaptación del sector apícola gallego a las nuevas amenazas a las abejas

Hibernar colmenas, una alternativa para enfrentar la  velutina y el cambio climático

Colmenas del apicultor Xurxo Domínguez en la Baixa Limia.

En países del norte próximos al Ártico, es práctica habitual que los apicultores introduzcan en invierno las colmenas en salas de hibernación, a temperaturas controladas, para proteger las abejas de las bajas temperaturas del exterior, que caen por debajo de los 20 grados bajo cero. Esa misma estrategia de hibernación puede ser exportada a Galicia con un fin distinto, el de proteger las colmenas en invierno frente a la avispa asiática y frente algunas de las consecuencias del cambio climático. Es una de las conclusiones del proyecto Apicambio, desarrollado por la Asociación Sectorial Forestal Galega ( Asefoga).

Asefoga ha presentado una guía en la que recoge una serie de propuestas de adaptación del sector apícola gallego a las nuevas amenazas. La guía, que fue elaborada tras una serie de entrevistas a técnicos y profesionales del sector, propone, entre otras cuestiones, desarrollar en Galicia experiencias de hibernación de las colmenas como manera de mejorar su sanidad y su defensa contra la avispa asiática en invierno.

«Tenemos serios problemas de ataques de la avispa asiática entre noviembre y enero» (Xurxo Domínguez, apicultor)

“Una de las cosas que nos decían de la avispa asiática es que depredaba las abejas en verano, pero que a partir de octubre desaparecían los problemas. Pues bien, en el Xurés estamos viendo que no se comporta así. Durante el verano, por el momento tenemos un escaso impacto de ataques de la avispa asiática a las colmenas, pero sí estamos teniendo muchos problemas en los meses de noviembre, diciembre y enero. En una de mis colmenas encontré este invierno 17 avispas asiáticas depredando abejas”, cuenta Xurxo Domínguez, un apicultor de Bande (Ourense) que participó en la presentación de la guía.

La hibernación de las colmenas durante el invierno permitiría protegerlas de posibles ataques de la vespa velutina y proporcionaría otros beneficios a mayores. “El hecho de que estemos teniendo, en general, inviernos con temperaturas más suaves, lleva a que haya actividad en las colmenas y consumo de recursos en épocas que no tienen flores en el exterior para pecorear. La hibernación permitiría estabilizar las colmenas en invierno y darles un descanso que ahora no tienen”, explica David Sousa, un apicultor de Muiños (Ourense), también del Xurés, que participó ayer en la presentación de la guía de Asefoga.

Colmenas en el Xurés en invierno.

Colmenas en el Xurés en invierno.

Los efectos positivos de la hibernación se completan con una mejora de la sanidad, pues se facilita así el combate de la varroa. Al no haber cría en las colmenas, los ácaros de la varroa no pueden reproducirse y se comenzaría la primavera con una baja incidencia de varroa.

La reactivación de las colmenas en primavera se podría sincronizar además con el momento en el que las abejas dispongan ya de flores para pecorear.

El responsable de Asefoga, Jacobo Feijoo, señala que la asociación está buscando financiación para desarrollar un proyecto piloto de hibernación de colmenas en Galicia. Entre los apicultores, la iniciativa se ve con interés, si bien hay dudas sobre los costes que tendría la medida, principalmente en consumo eléctrico. “Conviene analizar a qué temperaturas habría que tener las abejas, estamos valorando temperaturas de 2-4 grados centígrados, y el coste que eso tendría”, apunta Feijoo.

David Sousa, Jacobo Feijoo y Xurxo Domínguez, en la rueda de prensa de presentación de guía de medidas de adaptación al cambio climático.

David Sousa, Jacobo Feijoo y Xurxo Domínguez, en la rueda de prensa de presentación de guía de medidas de adaptación al cambio climático.

Propuestas para enfrentar las consecuencias del cambio climático en la apicultura

Estos últimos años, la inestabilidad meteorológica asociada al cambio climático provocó serios problemas en las colmenas. Durante 2018, las lluvias constantes de la primavera impidieron que las abejas aprovecharan la época de floración; el año anterior, las heladas de finales de abril acabaron con todas las flores y en el 2016, la sequía prolongada originó también dificultades para las colmenas en Galicia.

“Estamos teniendo problemas como ciclogénesis, sequías o heladas y nevadas fuera de tiempo que perjudican a las colmenas. También se está produciendo un desfase entre el ciclo de trabajo de las abejas y la floración de las plantas, que está cambiando”, analizan los apicultores.

Para hacer frente a todas estas cuestiones, el proyecto Apicambio, que en los próximos meses desarrollará seminarios y talleres con apicultores gallegos, propone una serie de medidas. Entre ellas, a mayores de la hibernación, la guía elaborada con consejos de adaptación recomienda las siguientes cuestiones:

Diversificar los productos obtenidos de la colmena. Dado que los últimos años se están saldando con bajadas de la producción de miel, se hace necesario que los apicultores profesionales diversifiquen su fuente de ingresos con productos como el polen, la jalea real o propóleo.

Movilidad de las colmenas en distancias cortas. “Si por ejemplo estamos en una zona de valle en la que hay abundancia de sauce, que florece a comienzos de la primavera, y no lo podemos aprovechar porque tenemos esos días una ciclogénesis, igual hay que pensar en mover las colmenas a una parcela de montaña, donde haya floración más tardía, para que las abejas tengan flores para pecorear”, explica el apicultor Xurxo Domínguez, de Bande (Ourense).

Apuesta por medidas agroecológicas, como el cultivo de plantas aromáticas cerca de los colmenares o la selección de abejas autóctonas. Se propone también la selección genética en base a criterios como la mansedumbre o la producción de miel.

Fortalecimiento de los enjambres, con cuestiones como el uso de la alimentación artificial cuando sea preciso, la renovación de enjambres o la sustitución de reinas por otras seleccionadas.

Mejora de la cooperación, formación y profesionalización del sector.

Promoción de los seguros agrarios para la apicultura.

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