Xianas, una iniciativa que valoriza las galletas tradicionales

Hace un año que Neli y Ana decidieron emprender recuperando una tradición de la zona de Taboada casi perdida y aportándole un plus personal en las formas y un punto innovador en los sabores. Ahora, tras el éxito conseguido con el negocio, piensan ya en ampliar

Xianas, una iniciativa que valoriza las galletas tradicionales

Neli Sobrado, en el obrador, con sus hijos Uxío y Mara.

«Vinimos para el rural porque queríamos criar a nuestra hija y nuestro hijo en el rural», comienza contando Neli Sobrado. Una vez tomada esa decisión, vino la siguiente: «pensé en una actividad que fuera compatible con la conciliación». Además de Mara y Uxío, Neli tiene una madre con alzheimer. Así que pensó en hacer galletas al modo tradicional de la zona en los bajos de su propia casa.

Para eso creó Silváns SC junto a su cuñada, Ana Ledo, aparejadora víctima de un ERE, e invirtieron 50.000 euros en un obrador que, un año después, ya se les queda pequeño. «Buscábamos arriesgar poco porque no sabíamos como iba a salir, así que optamos por hacer una inversión pequeña», admite. Compraron una amasadora, una envasadora al vacío e idearon una placa eléctrica que hace 18 galletas a la vez.

Distintas variedades de las Xianas.

Distintas variedades de las Xianas.

Ese es la verdadera señal de identidad de las galletas Xianas, que reciben ese nombre por ser tradicionales de la parroquia taboadesa de Xián. Se hacían históricamente en las casas entre dos placas de hierro encima de la cocina de leña. Después llegó la modernidad y los emigrantes en Suiza trajeron unas máquinas tipo sandwichera, en las que se basó Silváns para su prototipo.

«Tuvimos que hacer una máquina a medida, porque lo que no íbamos era hacer las galletas de 2 en 2 encima de la cocina de leña, así que tuvimos que discurrir una máquina eléctrica que hiciera eso», explica Neli. Gracias al invento, en vez de 2 en 2, hacen 18 galletas a la vez en un proceso que lleva un minuto pero que requiere aún de mucha mano de obra previa. «Hay que amasar, hacer trozos de unos 10 gramos y poner 18 en la máquina, uno en cada agujero del molde», detalla.

La necesidad de más producción hace que ese primer prototipo tenga los días contados. Neli hace Xianas todos los días durante unas 8 horas, en las que puede llegar a elaborar unas 3.000 galletas. «Son 3.000 galletas que me pasan varias veces por la mano, en alguno de los procesos de una en una», explica.

El proceso tiene aún mucho de artesano y la receta es la tradicional (mantequilla de vaca, harina de trigo, huevos y azúcar). Los productos empleados son todos de calidad, como los huevos de gallinas en libertad o el azúcar, que es integral de caña. «Nosotros no usamos aceite de palma», dice convencida Neli. «En este momento hay demanda de productos naturales y artesanos; hay cierta fiebre en el consumidor y pienso que esa tendencia va a ir a más en el futuro», opina.

Neli, en el proceso de empaquetado.

Neli, en el proceso de empaquetado.

Las Marineras, que se hacen en la vecina Chantada, o las Maruxas, que nacieron a menos de diez kilómetros, en Monterroso, abrieron el camino pero hay mercado para todos. «Cada una de ellas es distinta, así que no nos hacemos competencia. No hay nada parecido a las Xianas en el mercado. Lo que no sé es como no le dio a nadie antes por meterse a hacerlas», se pregunta Neli.

18 dibujos diferentes
La forma original de las galletas era redonda y con puntitos de la placa de hierro donde se hacía. Pero además de conservar esa forma, en Silváns decidieron innovar y personalizar las galletas con 18 dibujos diferentes. Todos tienen que ver con la tradición y símbolos gallegos, desde la concha de peregrino, el botafumeiro o la Catedral de Santiago a la Torre de Hércules, la Muralla de Lugo, las burgas de Ourense o las Islas Cíes y las Ons, pasando por cuatro símbolos celtas, máscaras del carnaval, la hoja de roble, un racimo de uvas y el árbol centenario símbolo de Taboada. Por la otra cara todas ellas llevan el mapa de Galicia.

«Surgió la posibilidad de variar los troqueles y lo aprovechamos para aumentar las posibilidades comerciales del producto», explica Neli, que reconoce que gracias a sus motivos gallegos «son un producto muy intetesante para el turismo». De hecho, los dos apuros en la producción están en agosto, por la gente que viene de vacaciones a Galicia y las lleva de souvenir, y en Navidad, para cestas y regalos. Es un producto que no precisa de conservante y que envasadas al vacío duran 6 meses en perfectas condiciones. «La caducidad nos permite tener stock para momentos de mucha demanda», explica.

Con queso o con helado
Silváns decidió innovar también en los sabores y, además de las originales, tiene una variedad de coco y otra de almendra. Están pensando ya en nuevos sabores y formatos. Por ejemplo, ya ofrecen la posibilidad para regalos en celebraciones tipo bodas o bautizos de cajas de 50 gramos que además se pueden personalizar.

En cuanto a las combinaciones con otros productos, Neli recomienda probarlas con queso, con membrillo, con helado o incluso con vino o licor. En el facebook invitan a experimentar y dan consejos. «Son muy viciosas y el producto está asentado y se vende bien, pero no son galletas María», reconoce. Sin embargo, están entrando muy bien en un mercado en el que es difícil entrar, el de los productos delicatesen.

La primera hornada hizo un año en Semana Santa y en este tiempo las Xianas tienen ya más de 200 puntos de venta por toda Galicia y también en Madrid y Barcelona en tiendas delicatesen, heladerías, fruterías, carnicerías y tiendas de cercanías. La cooperativa hace todo el proceso, desde la elaboración a la distribución. También venden a través de internet en su página web.

Sea como fuere, si los alimentos cocinados a la plancha son más sanos, estas tienen que ser las galletas más sanas del mundo.

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