El complejo agroalimentario se presenta como capital en la economía gallega, pues representa hasta el 7,3% del PIB, una cifra que dobla el promedio de la UE. Esa importancia del conjunto del sector agroalimentario contrasta, sin embargo, con su debilidad industrial. El sector primario (agricultura, ganadería y pesca) genera el 62% del valor añadido bruto del complejo agroalimentario gallego, en tanto la transformación de los productos se queda en el 38%. En España, la parte industrial supera el 50% del valor generado y en la UE se pasa del 60%.
Son todos ellos datos que pone de manifiesto el Plan Estratégico 2016-2020 del Clúster Alimentario de Galicia, una entidad focalizada en impulsar la innovación y la generación de valor en el sector. El análisis del Clúster apunta también otra debilidad endémica de la industria agroalimentaria gallega, su escasa inversión en I+D.
Sólo se dedica el 0,87% del PIB a investigación y desarrollo, según los últimos datos (2014), lo que representa además un descenso en relación al 2009 (0,97%). En España, la cifra llega al 1,23% y es mayor en los países del entorno.
Objetivos 2016-2020
El Clúster Alimentario de Galicia presentó recientemente su Plan Estratégico 2016-2020. Sus principales objetivos se resumen en 5 puntos:
– Desarrollar la cultura de la innovación y favorecer la difusión y aplicación del conocimiento.
– Impulsar la generación de valor a través de nuevos productos y/o procesos.
– Mejorar la producción y sostenibilidad: avanzar hacia la fábrica del futuro.
– Reforzar la posición en los mercados internacionales y adaptarse a las tendencias de consumo.
– Potenciar la cooperación y trabajo en red de los socios.
Análisis DAFO
El Plan Estratégico del Clúster realiza un análisis DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades) del complejo agroalimentario gallego. Resumimos algunas de las cuestiones más significativas del DAFO.
Debilidades
– Bajo nivel de organización de los productores agrarios para la transformación y comercialización.
– Escaso valor añadido en la mayoría de las cadenas productivas. Especialización en derivados simples.
– Déficit estructural de la balanza agroalimentaria gallega. Sólo en el caso de la pesca hay un superavit claro.
– Elevada atomización de la industria alimentaria, salvo en las empresas pesqueras.
– Insuficiente visión estratégica y de cultura de cooperación de la mayoría de las industrias.
– Cultura basada en costes y recursos, en lugar de en conocimiento e innovación.
Amenazas
– Escasas perspectivas de expansión de la demanda en los principales mercados del sector alimentario gallego (Galicia, resto de España, UE).
– Creciente liberalización del comercio mundial y futuribles impactos en la UE de nuevos acuerdos de libre comercio.
– Fuerte volatilidad de los precios en los mercados internacionales, en especial de los productos agrarios.
– Creciente concentración en grupos alimentarios globales.
– Fuerte concentración de las cadenas de distribución, que ganan en poder de negociación frente a la industria.
– Menor espacio en los lineales para segundas y terceras marcas.
Fortalezas
– Buenas condiciones para la producción primaria.
– Reconocimiento de la calidad de los productos gallegos en el mercado español y en mercados internacionales.
– Existencia de producciones con certificaciones de calidad reconocidas.
– Alta salubridad y seguridad alimentaria de la producción gallega.
– Presencia de marcas consolidadas en ciertos segmentos y relaciones ventajosas de cooperación con la distribución en otros.
Oportunidades
– Posibilidad de incrementar el valor añadido generado por la industria agroalimentaria gallega en segmentos con una demanda en expansión.
– Consolidación de las denominaciones de origen e identificaciones geográficas protegidas. Crecimiento de la demanda de productos ecológicos.
– Aprovechamiento de las posibilidades del comercio electrónico y de los canales cortos de comercialización.
– Potencial derivado de la creciente atención de los consumidores a la sostenibilidad de las producciones y a los vínculos entre alimentación y salud.
– Aumento de la demanda mundial de alimentos. Posición estratégica para acceder a mercados de América Latina.